El palacio del Buen Retiro se convirtió en una obra clave de Felipe IV. Fue decorado con obras de artistas como Velázquez y Zurbarán y su Salón de Reinos es un símbolo del poder monárquico y de la misión del rey como garante de la paz
El palacio del Buen Retiro, construido entre 1630 y 1636, fue pensado en un primer momento como una simple ampliación de las estancias que los reyes tenían en el monasterio de San Jerónimo en Madrid, pero poco a poco fue convirtiéndose en una de las iniciativas artísticas más importantes de Felipe IV.]]>