El asentamiento definitivo de Velázquez en la corte de Felipe IV no sólo le permitió aprender de los mejores maestros de España e Italia, sino que también le proporcionó un rápido ascenso social al ganarse el favor personal del monarca, maravillado por sus dotes artísticas
Las esperanzas que Velázquez tenía a su llegada a la corte por segunda vez se cumplieron sobradamente. Velázquez había contraído matrimonio con la hija de su maestro, Juana Pacheco (1602-1660), una unión de la que habían nacido dos hijas, Francisca y María Ignacia, y su suegro debió de pensar que la corte era el ámbito donde su maestría podría asegurarle un gran futuro.]]>