El 12 de diciembre de 2023, iniciado el proceso electoral, Norma Piña invitó a Alejandro Moreno a cenar con tres magistrados electorales: Mónica Soto, Felipe Fuentes y Felipe de la Mata. Ya era público que Reyes Rodríguez Mondragón había anunciado su renuncia como presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a partir del primer minuto de enero de 2024.
La cena se llevó a cabo en la mansión ubicada en Paseo de la Reforma 840, en las Lomas de Chapultepec. Esta casa —según el folio real número 14387242 del Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de México— perteneció a Juan González Alcántara y Alpuche, padre del hoy ministro Juan Luis González Alcántara, quien junto con una hermana son propietarios del inmueble por legado de su padre.
Norma Piña tendría que vivir en la luna para no aceptar el tremendo error de conducta y político que significó esta cena que comprometió la independencia y la imparcialidad de la presidenta de la Corte.
Con Adela Micha, Norma Piña pretendió minimizar la ilegalidad y el error político de la cena, y con total desfachatez y cinismo dijo que no cenó en casa del ministro, sino en el Instituto Mexicano de Cultura. ¿Por qué querer desligar la casa de su verdadero dueño? ¿Qué conductas realizó Norma Piña en esa mansión para que le exigiera el ministro González Alcántara desligarlo de la cena?
Cuando un servidor público pierde la dignidad en el ejercicio de su función, también lo hace de la lealtad a la verdad y a la sociedad. En una democracia debería ser transparente todo acto público que lleve a cabo en el ejercicio de su función. No solo no transparentó el tema, sino que incurrió en la mentira abierta.
Es muy relevante la mentira. Si abiertamente miente sobre el propietario de la casa donde fue la cena, es imperativo sostener que miente en todo.
Las preguntas son: ¿por qué reunir al presidente del PRI e invitar al coordinador de campaña de Xóchitl Gálvez a cenar con la mayoría de magistrados del tribunal terminal en materia electoral? ¿Qué tiene ‘Alito’ que no tienen los otros líderes partidistas para cenar con la presidenta de la Corte y los magistrados electorales en la casa de otro ministro? ¿De verdad todos quienes callan también estarían en silencio si hubiera cenado en las Lomas de Chapultepec, en lo oscurito, con Mario Delgado? ¿No cuestionarían la rectitud y pertinencia de la cena? ¿Quién pagó la cena? ¿Quién pagó las dos botellas de champaña con las que brindaron Piña y ‘Alito’?
Si a esto le sumamos que en los primeros días de ese mismo diciembre le mandó mensajes de texto a Felipe Fuentes diciendo que le bajaran en el cambio de presidente del Tribunal, porque sus compañeritos tienen una cloaca que ella va a destapar. Su abuso de su poder para dañar la autonomía del Tribunal Electoral, que podemos pensar del abuso en otros temas, como el caso que denuncia Javier Tejado de manipular el turno para dañar la defensa de otra ministra, Yasmín Esquivel Mossa.
Mal y de malas el road show de Norma Piña porque: 1) llama al diálogo al presidente y a la presidenta electa, sin tomar en cuenta al Poder Legislativo, que es el reformador de la Constitución; 2) llama al diálogo, pero critica de antemano la postura de todo el que no comparta sus ideas; 3) llama al diálogo y miente en sus entrevistas, con vileza; 4) llama al diálogo, pero al mismo tiempo abusa de su poder para vengar rencillas personales con otros ministros y exministros.
Todos los días, el daño al Poder Judicial se va a magnificar con la estrategia de suicidio de Norma Piña, a la que ha arrastrado a sus compañeros ministros y a todos los jueces y magistrados del país, con ideas que reflejan lo que aquí dijimos, que ella vive en un mundo paralelo al que todos los demás vemos.