El verano en las playas de la costa gaditana es lo más parecido a habitar el auténtico paraíso. Playas interminables de arena dorada, agua limpia y cristalina, bellos pueblos con historia para recorrer sus calles y una amplia cartera de servicios que dejarán satisfecho al más exigente de los visitantes. Cádiz tiene rincones únicos en el mundo, donde la naturaleza se expresa en su máxima expresión y playas donde la montaña y el campo abraza de una forma muy especial al océano Atlántico que baña estas costas privilegiadas. Desde la desembocadura del río Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda, al estrecho de Gibraltar, donde el Atlántico y el Mediterráneo se hacen hermanos, disponemos de interminables kilómetros de disfrute. En esta ocasión nos vamos a centrar en una línea de costa muy concreta, que comienza en la localidad de Barbate y termina justo en Tarifa . Son dos pueblos gaditanos que no necesitan presentación. Barbate representa la quintaesencia de lo que es un pueblo marinero, teniendo en su término municipal playas tan demandadas como Los Caños de Meca y Zahara de los Atunes . Tarifa, por su parte, es uno de los centros turísticos más importantes de todo el territorio nacional, convertido además desde hace décadas en la meca de deportes acuáticos como el wind surf. Localidades que por sí mismas bien merecen una visita, ya que tienen calles muy animadas y atractivas, están muy cerca de bonitas playas, y cuentan con una gastronomía excepcional, en la que destacan dos productos que se han ganado la fama a pulso, como es por un lado el atún rojo de almadraba y la carne de ternera retinta. Aunque parezca mentira, en los términos municipales de estas localidades, aún existen playas prácticamente salvajes, que no cuentan con los servicios habituales que tienen las playas más urbanas, pero que son perfectas para que los amantes de los baños de sal y de sol, puedan disfrutar de una experiencia inolvidable . Playas a las que el acceso es algo más complicado, pero que compensan el esfuerzo con estampas verdaderamente únicas. Una serie de playas donde no es nada extraño, que mientras estamos tomando nuestro baño, sin previo aviso, aparezca un grupo de vacas que pastando alegremente se hacen las dueñas del entorno y se disponen a tomar el sol. Y es que toda la zona está marcada por la presencia de numerosas explotaciones ganaderas, que toman las playas como su patio de recreo. Todos los años, las redes sociales se inundan de imágenes de personas que son sorprendidas por estas vacas –la mayoría de ellas pertenecientes a la variedad Retinta -, que llegan a la playa y que se mueven con total naturalidad. Incluso, en algunas ocasiones se han llegado a sentar tranquilamente bajo una sombrilla que permanecía allí instalada por alguno de los bañistas. Uno de los lugares más habituales en los que es muy probable presenciar esta situación es en la franja de costa que se extiende entre la playa de Pajares , en Barbate y la playa de Zahara de los Atunes. Se trata de un área que es perfecta para aquellos que van buscando disfrutar con tranquilidad de la playa, en una ubicación sin explotar y donde las vacas pastan a sus anchas en numerosas ocasiones. Toda una franja de costa a la que se le conoce también con los nombres de playa de Cañillos o la playa de El Botero , y que cuenta con la peculiaridad de no tener en muchos metros a la redonda ningún núcleo urbano o construcción. La presencia de vacas en la costa de Cádiz no es exclusiva de esta ubicación, ya que también es muy común verlas en las playas de Zahara de los Atunes, en la de Bolonia o en las de Tarifa . Una imagen entrañable, que muestra como a pesar del crecimiento y de la explotación turística de numerosas zonas de la provincia, aún quedan rincones en Cádiz que sorprenden por ser prácticamente territorio virgen.