Existe un patrón: primero la violación, sigue la mutilación del cuerpo y termina con el asesinato. Esto no ocurrió una vez, ni dos, ni tres, y aunque no hay cifras exactas –costará tenerlas–, no hay duda de que Hamás utilizó la violencia sexual contra las mujeres como arma durante los ataques del 7 de octubre. Existen pruebas documentales: vídeos de mujeres desnudas y ensangrentadas filmadas por Hamás el día del ataque o fotografías de cadáveres tomadas en los kibutz, durante el festival de música Supernova que sugieren que las mujeres fueron blanco sexual de sus atacantes. Cada vez más son los testigos que vieron y oyeron cómo los milicianos se ensañaban con las mujeres y desde organizaciones y grupos de...
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