Hay bromas y calma entre el equipo de Carlos Alcaraz en un entrenamiento de una hora y media larga, con su hermano como sparring, con Novak Djokovic en la pista de al lado, para mantener la sensibilidad con la raqueta para el tramo final de Wimbledon. Por la tarde, empuñó el palo de golf, una actividad que lo relaja y le divierte, y a la que ha recurrido otros días. El jueves, habrá descanso, paseos para adquirir vitamina N y desconectar y liberar la mente, como es ya un ritual en cada Grand Slam. El viernes llegará el trabajo, semifinal contra Daniil Medvedev (28 años y 5 del mundo), como el año pasado. «Y ojalá se repita el resultado (6-3,...
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