Gobierno peruano reafirmó su soberanía sobre la Isla Santa Rosa, en Loreto, y expresó su rechazo a las declaraciones de un funcionario colombiano que alegó que dicho territorio estaba "ocupado irregularmente" por Perú.
A través de un comunicado emitido este 10 de julio por el Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno peruano expresó una fuerte protesta en respuesta a las declaraciones del Director de Soberanía Territorial de la Cancillería colombiana, realizadas el 8 de julio de 2024, durante la Primera Mesa Técnica de Seguridad en las Fronteras en Leticia, Colombia. En la misiva, el RREE reafirmó la soberanía y jurisdicción del país sobre la Isla Santa Rosa, ubicada en la frontera amazónica entre ambos países.
Como se recuerda, durante el evento en Leticia, el Director de Soberanía Territorial de Colombia afirmó que la Isla Santa Rosa no pertenece al Perú y que está siendo ocupada de manera irregular por el país vecino. Esta afirmación provocó una inmediata reacción del Gobierno, que convocó al Encargado de Negocios de Colombia en Lima para entregarle una Nota de Protesta.
Cabe resaltar que en la actualidad, Isla Santa Rosa representa un punto de convergencia y cooperación entre Perú y Colombia. La proximidad de la isla a las ciudades fronterizas de Leticia (Colombia) y Santa Rosa de Yavarí (Perú) ha fomentado una relación simbiótica y colaborativa entre ambas naciones. Estas ciudades, separadas por el río Amazonas, comparten una frontera fluvial que facilita el intercambio comercial y cultural.
Uno de los aspectos más notables de esta relación es el desarrollo de acuerdos binacionales que promueven la integración y el desarrollo sostenible en la región amazónica. Estos acuerdos incluyen iniciativas para la protección del medio ambiente, la promoción del ecoturismo y la mejora de la infraestructura en las comunidades ribereñas.
Por otro lado, el comercio fluvial es otra dimensión crucial de la interacción entre Perú y Colombia en la zona. Los barcos que navegan por el río Amazonas transportan bienes y productos esenciales entre las ciudades fronterizas, fomentando un flujo constante de comercio y fortaleciendo los lazos económicos. La colaboración en materia de seguridad también es fundamental, con patrullas conjuntas y acuerdos para combatir el tráfico ilícito y proteger la biodiversidad del Amazonas.
