La noche del 1 de febrero de 2024, los científicos que seguían los pasos de los leones Jacob y Tibu no daban crédito a lo que estaban viendo. Después de varios intentos, la pareja de felinos se lanzó a las aguas del Canal de Kazinga, un río natural que conecta dos grandes lagos en Uganda, infestado de cocodrilos e hipopótamos. Lo que filmaron mediante cámaras térmicas de alta definición desde un dron fue cómo los dos leones nadaban más de un kilómetro y medio hasta llegar a la otra orilla, poniendo en riesgo sus vidas y cubriendo a nado una distancia que jamás se había registrado en esta especie.
El hallazgo de Alexander Braczkowski y su equipo, de la Universidad Griffith y la Universidad del Norte de Arizona, se describe este lunes en un trabajo publicado en la revista Ecology and Evolution bajo el explicativo título Natación de larga distancia por leones africanos en Uganda. “Observamos una pareja de leones machos (uno de ellos un individuo de tres patas) nadando más de 1 kilómetro a través del canal de Kazinga de Uganda seis veces, y filmamos este comportamiento en una película el 1 de febrero de 2024”, escriben los autores. “Estimamos que el nado filmado tuvo al menos un kilómetro de longitud, estimación que se podría elevar a alrededor de 1,5 km, debido a los cambios de dirección realizados por los leones en el agua”.
Los registros anteriores de leones africanos nadando eran de distancias que oscilan entre los 10 y los 300 metros, algunos de los cuales resultaron en muertes por ataques de cocodrilos. El hallazgo es una sorpresa, porque se considera que a estos animales —a diferencia de lo que ocurre con otros felinos como los tigres— no les gusta el agua. “Su nado, a través de un canal con altas densidades de hipopótamos y cocodrilos, batió récords y es una muestra verdaderamente sorprendente de resiliencia frente a tales riesgos”, afirma Braczkowski.
Según relatan los investigadores, los dos protagonistas de esta aventura habían perdido una batalla por territorio apenas unas horas antes. Uno de ellos, Jacob, es un león de 10 años muy conocido en la zona, que en 2020 perdió la pata trasera izquierda por la trampa de un furtivo. Braczkowski, que lleva desde 2017 estudiando a estos animales, cree que es el “león más resistente de África”. “Fue corneado por un búfalo, su familia fue envenenada y quedó atrapado en la trampa de un cazador furtivo”, enumera. “Jacob ha tenido un viaje increíble y verdaderamente es un gato con siete vidas”, sentencia.
Los leones perdieron la pelea en las horas previas al nado, por lo que es probable que el dúo emprendiera el arriesgado viaje para llegar a las hembras al otro lado del canal
La gran pregunta, por supuesto, es ¿por qué los dos hermanos se arriesgaron a nadar un tramo tan largo en mitad de la noche? Los científicos creen que es probable que Jacob y Tibu estuvieran buscando hembras y escucharan sus llamadas al otro lado del canal. “La competencia por las leonas en el parque es feroz y perdieron la pelea en las horas previas al nado, por lo que es probable que el dúo emprendiera el arriesgado viaje para llegar a las hembras al otro lado del canal”, asegura el investigador principal. “Hay un pequeño puente que conecta con el otro lado, pero la presencia de personas probablemente fue disuasoria para ellos”.
Este último detalle ofrece la clave para entender la situación de la población de leones en esta y otras áreas de África. Aparte de la falta de leonas en este ecosistema concreto, el factor que más influye en estos comportamientos es la presión humana, que conduce a situaciones de riesgo para los animales.
“Esta travesía acuática de Jacob y Tibu es otro ejemplo importante de que algunas de nuestras especies salvajes más queridas están teniendo que tomar decisiones difíciles sólo para encontrar hogares y parejas en un mundo dominado por los humanos”, sostiene Braczkowski, que ha estudiado a los leones y otros depredadores de Uganda durante los últimos siete años. Para el especialista, el hecho de que Jacob y su hermano Tibu hayan logrado sobrevivir tanto tiempo en un parque nacional que ha experimentado importantes presiones humanas y altas tasas de envenenamiento es una hazaña en sí misma. Y la prueba más directa, recuerda, es que esta población se ha reducido casi a la mitad en solo 5 años.
“Los leones aparentemente han preferido nadar un kilómetro durante la noche por aguas ocupadas por cocodrilos e hipopótamos, y todo esto en lugar de cruzar un puente por la posibilidad de encontrarse con humanos”, asegura Antonio José Osuna Mascaró, biólogo especialista en comportamiento animal que no ha participado en el estudio. “Todo esto dice mucho del impacto de la presencia humana en la fauna salvaje”. En su opinión, estas observaciones son también un ejemplo de lo que los machos de muchas especies están dispuestos a hacer para encontrar hembras. “Algo que puede calificarse como de epopeyas o de estupideces en función de quién cuente la historia y del éxito de dicha empresa”, asegura.
Muestra lo que los machos de muchas especies están dispuestos a hacer para encontrar hembras, epopeyas o de estupideces en función de quién cuente la historia
Por último, el especialista considera que es un buen ejemplo de la enorme resiliencia que observamos en la naturaleza. “No solamente los leones intentaron cruzar estas aguas tres veces, sino que a uno de los leones le falta una pata”, apunta Osuna Mascaró. “Decía el poeta Alfred Tennyson que la naturaleza es roja en diente y garra, y no le faltaba razón, pero también es mucho más que eso, también es colaboración y es resiliencia”.