El cambio climático está acelerando el deshielo en numerosas cordilleras alrededor del mundo. Una de las más afectadas es la del Himalaya, donde en las últimas décadas el hielo y la nieve han disminuido notablemente en las paredes y laderas del icónico monte Everest.
Muchos de los cuerpos que permanecieron enterrados en el Everest desde que se iniciaron las expediciones en 1920 se han visto al descubierto producto del deshielo de la zona.
Lo notable, además de los cambios que está experimentando el entorno y la biodiversidad en la región, es la creciente visibilidad de los cuerpos de cientos de alpinistas que fallecieron en su intento de alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo.
Además de los miles de alpinistas que anualmente se aventuran a escalar los 8.849 metros del monte Everest, este año un equipo estuvo dispuesto a arriesgar sus vidas para trasladar algunos de los cadáveres encontrados en la montaña.
En una de las últimas expediciones, se recuperaron cinco cuerpos congelados que aún no han sido identificados, incluido uno del que solo se encontraron restos esqueléticos. Esta acción forma parte de la campaña de limpieza de montañas de Nepal, que abarca el Everest y los picos adyacentes Lhotse y Nuptse.
El trabajo de los escaladores que rescatan cadáveres es arduo, sombrío y extremadamente peligroso. Escalar la montaña cargando un cuerpo de gran tamaño no es comparable a hacerlo solo con el propio peso y equipo. Pasan largas horas retirando hielo con hachas o vertiendo agua hirviendo sobre los cuerpos congelados.
El equipo de 12 militares y 18 escaladores ha observado que, con el paso de los años, el número de cuerpos expuestos ha ido en aumento. Aunque cada vez más personas se aventuran a escalar la cima del Everest, lo que realmente está dejando al descubierto tantos cuerpos es el aumento de las temperaturas y el deshielo intenso, que se producen con mayor frecuencia.
A pesar de ser la cumbre más alta del mundo, el Everest no es la más peligrosa. Sin embargo, de los aproximadamente 1000 escaladores que intentan llegar a la cima cada año, solo 500 lo logran. Algunos abandonan en el camino, y cada año entre 4 y 5 alpinistas no regresan.
Se estima que unos 322 escaladores han muerto en la montaña desde que comenzaron las expediciones en la década de 1920. En 2024, la media es más alta de lo habitual, con ocho fallecidos hasta la fecha en lo que va de temporada. Aún quedan muchos cuerpos, algunos ocultos por la nieve o atrapados en profundas grietas.
Rescatar a una persona atrapada en el hielo es una tarea que lleva tiempo. Recientemente, el equipo tardó 11 horas en liberar un cuerpo que estaba congelado hasta el torso. Lo lograron utilizando grandes cantidades de agua caliente para derretir parte del hielo y luego pasaron varias horas usando hachas para romper el hielo más duro.
