Cuando, por las circunstancias de la vida que sean, nos cambiamos de país, nos encontramos con una serie de choques culturales que nos descolocan de primeras. Ya sea, el horario, el idioma, la gastronomía y los hábitos y costumbres sociales, hay veces que la adaptación nos puede costar más en función de a lo que estemos acostumbrados. Es lo que le ha pasado a la 'tiktoker' @_valwellness , Valentina Montoya, psicóloga latina que recientemente se ha venido a vivir a España, y que ha sentido que quizá se le inculcaron unos valores con respecto al papel de la mujer que en nuestro país son diferentes. «Acabo de llegar a España y vamos a hablar de un tema demasiado controversial y es el machismo que nos han impuesto nuestros papás desde que somos chiquitas», comienza diciendo. Y, para detallar a lo que se refiere, pone su propio ejemplo: « Hace poco terminé con mi exnovio y mi papá me dice esta frase: 'Es que tú no colaboras'. Y yo no entendí», dice. «Cuando mi papá me dijo esto de que tú no colaboras, yo le pregunté que por qué me lo decía y me decía que porque yo tenía una personalidad demasiado abierta demasiado extrovertida y que eso no era fácil de sostener para un hombre», añade Valentina. Aclara la joven psicóloga que su padre es «un hombre de 80 años con una educación totalmente machista convencional» y que no cuenta esto para que le juzguen porque entiende la diferencia cultural, pero que ella no lo comparte «y además él lo sabe». «Me parece muy triste que estemos en una sociedad donde los hombres pueden ser infieles , pueden abrirse, pueden coquetear, pero están esperando que las mujeres estemos en la casa esperándolos y no hagamos absolutamente nada», prosigue. «Y realmente eso me parece muy mal porque nosotras terminamos aceptando y accediendo a este tipo de relaciones sin pensar si las mujeres también queremos tener otro tipo de libertades», sostiene Valentina, que matiza que esto no necesariamente significa que toda mujer prefiera una relación abierta. «Estamos de acuerdo con que el otro tiene todo el derecho a ser exactamente lo mismo que yo soy y quiero hacer y si yo definitivamente no puedo aceptar lo que el otro va a ser entonces yo tampoco lo hago porque es donde estás en reciprocidad. La exclusividad debe ser para ambos lados y la no exclusividad también debe ser para ambos lados», sentencia la joven, que concluye que su padre debe aceptar que tiene una hija con una mentalidad más moderna.
