Hoy en día existen tantos productos de inversión que los consumidores muchas veces no saben a cuál recurrir, de ahí la utilidad del semáforo de riesgo de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que ordena los 12 tipos de productos de inversión que hay actualmente en el mercado, de más a menos seguros.
Entre los productos más seguros para un pequeño ahorrador, o los que tienen el “semáforo en verde”, destacan cuatro. En primer lugar están las Letras del Tesoro, que cuenta con el respaldo del Estado y una rentabilidad afín a los tipos de interés oficiales de la eurozona. Ahora mismo su interés está cayendo: la última subasta de letras a 12 meses, por ejemplo, ofrecía un interés bruto del 3,3%.
También están las cuentas de ahorro, que siempre tienen el dinero disponible aunque su rentabilidad puede variar a voluntad del banco. Su único riesgo es que el banco quiebre, en cuyo caso el Fondo de Garantía de Depósitos prestaría su cobertura hasta un máximo de 100.000 euros. Después tenemos los depósitos a plazo, que aseguran un rendimiento y un plazo conocidos, pero no tienen obligación de permitir su cancelación anticipada, algo que se castigaría con la pérdida de los intereses generados hasta la fecha.
La última opción segura es la Deuda Pública, en la que el Tesoro emite bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10, 15,30 y 50 años. La diferencia en este tipo de inversión es que el capital se recibe al vencimiento y mientras se va cobrando el interés periódico. El rendimiento de las obligaciones a 10 años, por ejemplo, ofrece un rendimiento que ronda el 3,4% anual.
Por otro lado, también es necesario conocer los productos que se mueven en una zona de alto riesgo y que conviene evitarlos o al menos conocerlos bien antes de contratarlos. Aquí están las criptomonedas, unos activos digitales que no equivalen a una divisa ya que todavía no son universalmente aceptadas porque son muy volátiles y carecen de respaldo. Además, se compran y venden al precio que marca la fe depositada en ellas por los inversores, por lo que su riesgo es extremadamente elevado.
En el semáforo rojo entran además los derivados, cuyo valor depende de la evolución del precio de otro activo llamado “subyacente” que puede ser un índice bursátil. A veces están poco regulados, sufren grandes altibajos y pueden hacer perder mucho más dinero del invertido. Es por esto que la OCU opina que los consumidores que invierten a corto plazo deben valorar más los altibajos del mercado, ya que están más expuestos a estos cambios que los de largo plazo.