Han pasado tres días desde que Carlos Luna, de 43 años, fue aplastado por un elefante mientras estaba haciendo un safari en el parque nacional de Pilanesberg, en Sudáfrica. Su madre, Felisa, se enteró el mismo domingo de la muerte de su hijo, que viajaba con su prometida, y fue esta la que le dio la noticia del trágico accidente. Carlos era su único hijo varón, según ha contado Felisa este miércoles en 'Mañaneros', donde se ha mostrado muy afectada: «No me lo puedo creer, es como si me hubiesen quitado la mitad de mi vida». Felisa quiere poder despedirse ya de Carlos, pero ha sido avisada de que la repatriación del cuerpo será compleja y podrá demorarse durante semanas. Según ha señalado la misma Felisa, la ilusión de su hijo era poder «conocer a los animales en su hábitat». «Era un amante de la naturaleza y ese era su gran sueño, pero su gran sueño trajo esta tragedia», ha indicado. La madre ha relatado además que, tras hablar con la prometida de Carlos, creen que posiblemente « llevaba el zoom (de la cámara) puesto y no se dio cuenta de lo cerca que se encontraba» de los elefantes. «Quiso verlos de cerca y le pilló de imprevisto, no se dio cuenta», ha manifestado. Carlos se bajó del vehículo en el que se encontraba con su pareja y otras dos mujeres para fotografiar a una manada de elefantes. Uno de ellos se sintió amenazado y quiso proteger a las crías, por lo que atacó al hombre. Este, cuando se vio en riesgo, en lugar de correr hacia el coche donde se encontraba el resto del grupo, intentó huir hacia otro lado. La prometida ha explicado que no quiso ponerles en peligro . Los ataques de elefantes no son un caso aislado en la región. En Zimbabue, país vecino, murieron 50 personas y 85 resultaron heridas por animales salvajes, de acuerdo a las autoridades locales.