Aunque es un tradición instaurada popularmente, los orígenes de este atuendo van mucho más allá de una simple manera de vestir para celebrar estas fiestas
En Sanfermines lo tradicional es ir vestido con el traje de pamplonica, es decir, de blanco camisa, pantalón o falda, y con la faja y el pañuelico de fiestas, de color rojo. En estas fechas casi todo el mundo lleva el llamado “uniforme” de fiestas, creando estampas realmente vistosas de blanco y rojo. El origen del “traje” pamplonica no está demasiado claro. Existen varias teorías que intentan explicar esta costumbre popular, que se ha instaurado con el paso del tiempo. La más aceptada se remonta a la década de 1930, en tiempos marcados por la Guerra Civil Española. En aquel entonces, la peña La Veleta, compuesta mayoritariamente por obreros de ideologías republicanas y socialistas, adoptó esta vestimenta como un símbolo de identidad y unidad entre sus miembros durante los Sanfermines. Esta elección de colores, blanca y roja, no solo proporcionaba una apariencia fresca y distintiva, sino que también tenía un significado político y social profundo en un contexto de represión política bajo el régimen franquista.
El gesto de vestirse de blanco y rojo fue más que una simple moda festiva; fue un acto de resistencia y solidaridad con los compañeros perseguidos por sus convicciones políticas. Mostraba el coraje y la determinación de quienes se oponían al régimen autoritario, y recordaba a los fusilados y perseguidos durante aquellos años oscuros. Personajes como Honorino Arteta, superviviente de una matanza perpetrada por falangistas y requetés en 1936, personifican la lucha por la supervivencia y la memoria histórica de aquellos tiempos tumultuosos.
Con el tiempo, la vestimenta blanca y roja se convirtió en un distintivo universal de las fiestas de Pamplona, exportado a otras localidades de Navarra y más allá, como Bayona, Huesca y Soria. En reconocimiento a esta iniciativa histórica, en 2015 Chantal Estrade, nieta de Honorino Arteta, tuvo el honor de lanzar el chupinazo inaugural de los Sanfermines. Esta designación no solo homenajeó a su abuelo y a los miembros de La Veleta, sino que también destacó el papel fundamental de las asociaciones de memoria histórica y las peñas festivas en la preservación de esta tradición arraigada en la resistencia y la memoria de una época difícil y dolorosa para muchos.
La historia de La Veleta y su contribución a las tradiciones sanfermineras es un recordatorio de la importancia de recordar y honrar el pasado, incluso cuando ese pasado está marcado por la tragedia y la injusticia. A través de la vestimenta blanca y roja, se perpetúa el legado de valentía y solidaridad de quienes, a pesar de las adversidades, encontraron una forma de resistir y afirmar su identidad en tiempos difíciles. Esta tradición sigue siendo un símbolo vivo de la historia y la cultura de Pamplona, recordándonos que la memoria colectiva es un acto de justicia y de resistencia frente al olvido.
El pañuelo rojo es imprescindible para integrarse plenamente en el ambiente sanferminero. La tradición manda anudarse el pañuelo al cuello instantes después de que el Chupinazo inaugure las fiestas, hasta el “Pobre de mí”, que despide la última celebración de los Sanfermines . En cuando a su significado y simbolismo, no existe un acuerdo y coexisten diferentes versiones. La tradición recoge el color rojo del pañuelo como un recuerdo del martirio de San Fermín, que murió decapitado en la ciudad de Amiens, durante las persecuciones del siglo III. El rojo simboliza la sangre del santo.
