ambos, la orden al Mérito Deportivo.
En uno y otro momento de la simbólica ceremonia de abanderamiento que juntó este martes a miembros de las delegaciones olímpica y paralímpica, Cuba se colgó, una vez más, la medalla de oro de la hidalguía y el compromiso con su pueblo.
A la sombra del más universal de los cubanos, el Presidente Miguel Díaz-Canel honró a ambos deportistas y les confió el peso olímpico de una Isla que va a competir con ellos en la Ciudad de la Luz.
Al leer el compromiso de los atletas, el gladiador Luis Alberto Orta, también campeón en Tokio 2020, ratificó la voluntad de la delegación de «derrochar dignidad y entrega, y practicar el juego limpio».
En las palabras centrales del acto, Jorge Luis Perdomo Di-Lella, vice primer ministro de la República, conminó a ambas delegaciones a dar continuidad a la historia que ha prestigiado al deporte cubano y recordó al líder histórico de nuestra Revolución, Fidel Castro, cuando expresó que el honor vale más que la vida.
El cuatricampeón olímpico Mijaín portará por quinta ocasión la bandera en el desfile inaugural de la cita estival, estímulo que compartirá por primera vez con Ortiz, quien también suma cuatro podios (1-2-1) y recibió en Francia, donde ultima su preparación, el pabellón patrio de manos del embajador Otto Vaillant.
Junto a Omara Durand, Robiel Yankiel Sol Cervantes, dos atletas que saben lo que es la gloria paralímpica, tomó el pabellón que ondearán en París.
En manos seguras, campeonas y firmes estará el sagrado símbolo de Cuba desde el 26 de julio hasta el 8 de septiembre, camino a más proezas deportivas. Manos doradas por el color de las medallas y por el premio mayor que es sentirse hijos amados de su pueblo.
