«Si hay algo seguro hoy, si hay algo inevitable en el futuro, es la voluntad de los pueblos del mundo por la libertad y por la paz», sentenció en 1949 el entonces presidente de Estados Unidos Harry S. Truman (1945-1953) desde el hoy nombrado Auditorio Andrew W. Mellon de Washington, donde la OTAN rememorará su 75 aniversario.
Era el 4 de abril y, cuando articuló dichas palabras, el mandatario estaba a punto de firmar en este imponente edificio de arquitectura clásica del centro de la capital estadounidense el Tratado del Atlántico Norte, que estableció a la organización internacional.
Pasados 75 años, la Alianza Atlántica vuelve a congregarse esta semana en la ciudad, en este caso para la celebración de su cumbre anual de líderes en un centro de convenciones de Washington. Y también aprovecharán la oportunidad para regresar al Auditorio Mellon que la vio nacer.
En ese espacio que desde 1987 lleva el nombre del banquero estadounidense Andrew William Mellon, se congregarán este martes los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, hoy compuesta por 32 países.
Originario de Pittsburgh (Pensilvania), W. Mellon nació en 1855 y, aparte de su importante impulso en industrias como las del aluminio, el acero y el petróleo, fue embajador estadounidense en el Reino Unido y secretario del Tesoro de Estados Unidos.
Además, coleccionista y filántropo, ayudó a construir la Galería Nacional de Arte de Estados Unidos, ubicada a escasas calles del auditorio que lo recuerda.
Diseñado por el arquitecto Arthur Brown Jr., el auditorio Mellon se convirtió en la década de 1930 en el mayor proyecto de construcción que había emprendido el Gobierno hasta el momento.
Fue inaugurado por el presidente Franklin D. Roosevelt (1933-1945) el 25 de febrero de 1935 y, desde entonces, con sus seis columnas dóricas en el pórtico, se impone en el centro histórico de Washington.
Pocas horas antes del evento de recuerdo, en los alrededores del complejo de edificios gubernamentales del Triángulo Federal -del que forma parte el Auditorio – se respira una calma tensa, puesto que la construcción se ubica dentro del perímetro de control que las fuerzas de seguridad han delimitado para estos días.
No es usual que la importante avenida que da acceso al auditorio se pueda ver tan solitaria y es que, durante los tres días que dura la cumbre, estará completamente vallada para evitar que cualquier vehículo o persona no autorizada traspase las fronteras establecidas.
La presencia de vehículos de la Policía del Distrito de Columbia y del Servicio Secreto de Estados Unidos en cada esquina evidencian que las calles sin tráfico responden al fuerte aumento de medidas de seguridad.
En el momento de la fundación, eran las banderas de 12 países las que presidieron una de las salas del Auditorio: las de Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido.
Este martes, en el mismo auditorio, se va a dar el pistoletazo de salida a una cumbre centrada en apuntalar el apoyo a Ucrania y con desafíos actuales sobre la mesa, entre los que destacan la guerra de Rusia en Ucrania o el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza.
«Para nosotros, la guerra no es inevitable. Los hombres con valor y visión aún pueden determinar su propio destino», dijo en 1949 el expresidente Truman entre aplausos; en 2024, y desde la misma ciudad, los socios tienen la oportunidad de refrendar esa convicción.
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