El pintor sevillano se asentó en la corte de Felipe IV gracias a la intervención de su valido, el conde-duque de Olivares, convirtiéndose en su principal retratista y entablando con él una estrecha relación
Velázquez captó como nadie la personalidad y el alma de Felipe IV, como hizo con cuantos retrató. El apoyo del conde-duque de Olivares y su buena relación con el monarca le permitieron vivir en la corte y desarrollar una fulgurante carrera.]]>