Desde el 5 de junio, el joven pintor peruano Diego Alcalde viene exponiendo su última individual, Navegantes, en la galería Etra de la ciudad mexicana de Monterrey. Para esta ocasión, Alcalde ha dispuesto de quince cuadros de gran formato (algunos de los cuales llegan casi a los cuatro metros) con los que no solo transmite las resonancias de su habilidad técnica, sino que mediante los mismos propone una mirada más atenta al tópico de la migración. Aunque este tópico es una de las lecturas que se desprenden de la muestra que tiene al agua como eje conductor.
“Para mí fue una responsabilidad porque de alguna forma estoy representando a los artistas del Perú y al mismo tiempo trabajé bastante emocionado, sobre todo porque fueron formatos grandes, que nunca había trabajado y que siempre quise explorar. Como su nombre lo indica, en Navegantes trabajo el tema del agua, con todo lo que tenga que ver con lo pluvial, los ríos, el desplazamiento. Hay muchos embarques o desembarques. Mis personajes miran la vida a través de lo pluvial, los ríos, los mares”, responde Alcalde a La República desde Monterrey.
A diferencia de no pocas muestras, tanto en Perú y fuera, la temática migratoria (en sus distintos registros) se enfoca en el drama del movimiento. En esta ocasión, Alcalde le brinda otra mirada, relacionada más a la expectativa y a la esperanza, para subrayar lo que pretende: poner énfasis en la persona.
Al respecto, Alcalde precisa que “cuando se habla de las personas en movimiento, se suele hablar más de lo colectivo, pero las noticias no se centran en las personas como tales. Los medios las tienen olvidadas, como si fueran meras estadísticas, y lo que hago es darles un protagonismo, ponerlas en el escenario, para tal fin uso mucho el simbolismo, que considero para esta exposición muy importante”, precisa Alcalde, quien con Navegantes no deja de recibir buenos saludos críticos y, lo más importante, la respuesta del público.
En este punto, resulta imposible no preguntarle por la influencia que debió haber recibido de su padre, Alfredo Alcalde, uno de los mayores artistas plásticos peruanos en plena actividad. En este orden de cosas, Alcalde no apela a parricidios o silencios que, por estratégicos, no dejan de ser distractores. Alcalde es claro en ese sentido: “Mi padre es mi maestro. Siempre ha estado conmigo y sus opiniones me han llevado a mejorar. Pero la mayor influencia que he tenido de él y de mi madre, Ivette Taboada, es que me han enseñado a tener una posición frente al mundo, una visión de la sociedad. Navegantes, bajo mi mirada personal, obedece a esa visión. Me interesa el tema de la migración, el agua, igualmente los afrodescendientes. Mi obra es personal, pero no niego, porque no me interesa negarlo, el magisterio de mi padre en mí”.
La madurez que proyectan los cuadros, yacen en una sensibilidad, digamos, completa. A saber, hasta los 12 años, Alcalde estudió piano en el Conservatorio de Lima. Es decir, desde muy niño sabe de lo que es la exigencia. “Si te vas a dedicar al arte, no hay que hacerlo como si fuera un pasatiempo, sino verlo como un trabajo que te puede tomar ocho o más horas por día, puedo trabajar muchas horas en el taller y no darme cuenta del paso del tiempo”.
El presente trabajo de Alcalde transmite una sensación de universalidad. Si bien se pueden reconocer elementos ligados a Perú, estos también son identificables en otras geografías y sociedades. “Hay mucho de Perú, pero he pasado parte de mi vida fuera del país. He vivido en México muchos años y esa distancia me ha ayudado a acercarme mejor a mis temas. Mis navegantes no están ubicados en una geografía determinada, lo cual me gusta, porque así muchas personas se pueden reconocer. El agua, la migración, la esperanza, son universales”.
Como lo indica el artista, su trayectoria la ha desarrollado fuera del circuito limeño, aunque en el 2016 hizo una exposición sobre afrodescendientes y gente andina en el Centro Cultural Inca Garcilaso. “Aparte de Lima, también he expuesto en Arequipa. Pero más lo he hecho en espacios de fuera, como en París, Florencia, Ciudad de México y esta es la primera vez en Monterrey. Desde hace poco trabajo con galerías en Lima. Respeto el trabajo de mis colegas, pero veo que hay mucho interés por el arte decorativo, por el que hay un evidente interés. Habría que desarrollar más una cultura de coleccionista, la cual privilegia la obra de autor. Ese es mi camino”.
Tengamos al joven Alcalde en el radar.