Antonya Cooper, una mujer de 77 años de Abingdon, Oxfordshire, Reino Unido, hizo una impactante confesión impactante en una reciente entrevista con la BBC: admitió haber administrado una dosis letal de morfina a su hijo Hamish en 1981 para aliviar su sufrimiento causado por un neuroblastoma, un tipo de cáncer poco frecuente.
Hamish fue diagnosticado con neuroblastoma a los cinco años y, a pesar de un pronóstico inicial de tres meses de vida, logró sobrevivir dieciséis meses más gracias a un tratamiento intensivo. Sin embargo, el dolor era insoportable, por lo que Antonya señaló que decidió actuar cuando su hijo, en su última noche, le pidió que le aliviara el dolor.
En su entrevista, Antonya Cooper explicó que tomó la decisión de poner fin a la vida de su hijo debido al extremo dolor que él estaba experimentando. "La última noche de Hamish, cuando me dijo que le dolía mucho, le pregunté: '¿Quieres que te quite el dolor?' y me respondió que 'sí, por favor, mamá'", recordó. Según señaló a la BBC, estaba consciente de que su acción podía ser vista como homicidio o asesinato. Sin embargo, argumentó que su amor por y su deseo de evitarle un sufrimiento innecesario la llevaron a tomar esa decisión.
Cooper, quien enfrentaba diagnósticos de cáncer de mama, páncreas e hígado incurables, murió poco después de su confesión. Antes de su muerte, declaró que su experiencia personal con el sufrimiento de su hijo y su propia batalla contra el cáncer la llevaron a apoyar la muerte asistida. Según ella, permitir que alguien sufra de esta manera es inhumano, y espera que su historia impulse cambios en las leyes actuales de Inglaterra sobre la eutanasia y el suicidio asistido.
Hamish fue diagnosticado con neuroblastoma a la temprana edad de cinco años, un cáncer que afecta en su mayoría a los niños. Si bien los médicos advirtieron que solo viviría tres meses, gracias a un tratamiento intensivo en el Hospital Great Ormond Street de Londres pudo prolongar su existencia dieciséis meses más.
"Estoy segura que en el momento en que Hamish me dijo que sentía dolor y me preguntó si podía quitarle el dolor, él lo sabía", señaló a la BBC Cooper. quien aclaró que para ella fue una muestra de amor y compasión hacia su hijo, evitando que siguiera sufriendo.
El neuroblastoma es un tipo de cáncer que se desarrolla a partir de células nerviosas inmaduras en varias áreas del cuerpo y suele atacar a los niños. Este tipo de cáncer es raro y suele ser más común en niños menores de cinco años. Los síntomas pueden variar dependiendo de la ubicación del tumor y pueden incluir dolor abdominal, masas palpables y pérdida de peso. El pronóstico para los pacientes con neuroblastoma avanzado, como en el caso de Hamish, suele ser desalentador, con altas tasas de recurrencia y mortalidad a pesar de los tratamientos agresivos.
El tratamiento del neuroblastoma suele incluir quimioterapia, cirugía y radioterapia. En casos avanzados, los pacientes pueden sufrir efectos secundarios severos y un dolor significativo, lo que puede llevar a un sufrimiento prolongado.