Una reciente serie de bombardeos rusos en Ucrania ha dejado un saldo trágico de al menos 30 muertos y numerosos heridos, que además provocó graes daños en un hospital pediátrico. Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, denunció que las ciudades de Kiev, Dnipró, Krivói Rog, Sloviansk y Kramatorsk fueron blanco de misiles rusos, que han destruido infraestructura clave y causó terror en la población civil.
Mientras tanto, las autoridades rusas niegan su responsabilidad en estos ataques, ya que aseguran estas apuntaron a instalaciones militares, lo que ha sido desmentido por los informes ucranianos. Estos eventos ocurren en un momento crítico, justo antes de la cumbre de la OTAN, donde se discutirán nuevas estrategias de apoyo a Ucrania.
En un nuevo y devastador episodio de la guerra, Rusia bombardeó varias ciudades de Ucrania, incluyendo Kiev, Dnipró, Krivói Rog, Sloviansk y Kramatorsk. Según el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, los ataques dañaron edificios residenciales, infraestructuras y el hospital pediátrico Okhmatdyt, uno de los más importantes de Europa.El mandatario informó que se lanzaron 38 misiles, de los cuales 30 fueron interceptados por las defensas antiaéreas de Ucrania.
En Kiev, los bombardeos resultaron particularmente mortales, con 22 personas fallecidas y 72 heridas. El hospital Okhmatdyt sufrió daños significativos, lo que provocó una fuerte reacción internacional. "Rusia no puede afirmar que ignora dónde caen sus misiles y debe asumir toda la responsabilidad", declaró Zelensky desde Varsovia. En la región de Dnipropetrovsk, 11 personas murieron y en Pokrovsk, cerca de la línea de frente, otras tres perdieron la vida. En total, al menos 137 personas resultaron heridas durante estos ataques.
A pesar de las evidencias presentadas por Ucrania, Rusia negó su responsabilidad en los bombardeos, tras afirmar que sus ataques estaban dirigidos a instalaciones militares. Según las autoridades rusas, los daños a los hospitales y otras infraestructuras fueron causados por misiles antiaéreos ucranianos. Sin embargo, los servicios de seguridad ucranianos refutaron esta afirmación, ya que aseguran que el hospital Okhmatdyt fue alcanzado por un misil Kh-101/X-101, utilizado por las fuerzas rusas.
La comunidad internacional reaccionó con indignación. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó los ataques contra centros médicos como "particularmente chocantes". Líderes europeos, como Josep Borrell de la Unión Europea, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, condenaron enérgicamente estos actos, describiéndolos como "bárbaros" y "atroces". Denise Brown, coordinadora humanitaria de la ONU para Ucrania, también expresó su firme condena, destacando la inconcebible muerte de niños en estos ataques.
Estos bombardeos tienen lugar en un contexto crucial, justo antes de la cumbre de la OTAN en Washington. El presidente Zelensky, quien se encontraba en Varsovia antes de dirigirse a la cumbre, firmó un acuerdo de cooperación en seguridad con el primer ministro polaco, Donald Tusk. La cumbre abordará el apoyo a Ucrania y las incertidumbres generadas por la posible reelección de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses. Trump ha declarado en varias ocasiones su intención de poner fin a la guerra rápidamente, lo que podría tener un impacto directo en la resistencia ucraniana contra la invasión rusa.
