España no se perdía unos Juegos Olímpicos desde Atlanta 96 y, tras una lección magistral ante Bahamas, volverá a acudir a la cita deportiva más importante del mundo. Está clasificada la selección para París 2024 porque, tras dos partidos irregulares y donde se le vieron las costuras, supieron sacar todas sus virtudes a relucir. La conexión entre Brown y Willy fue una vez más incontrolable y Aldama demostró que es un jugador premium, el mejor talento de este equipo. Brizuela se convirtió en microondas y el trabajo de López-Arostegui, Pradilla y Garuba fue sublime. Si a todo eso le añades los picotazos de dos leyendas como Rudy y Llull , el resultado es un equipo que no debe temer ni al más grande de los desafíos. Australia, Canadá y Grecia serán sus rivales en la cita gala, enemigos formidables y aparentemente superiores. Pero España, mil y una veces, ha demostrado que la grandeza surge de pequeños comienzos. Solo necesitó unos minutos Bahamas para demostrar que es un equipo superior, con talento y con mucho trabajo detrás. El duelo era un desafío de categoría para el irregular grupo español y fue Willy el comandante en las primera posesiones. Seis puntos del madrileño dieron tranquilidad a sus compañeros, que sufrían las individualidades de Gordon y Hield en defensa. Ningún bando conseguía distanciarse y Ayton era un auténtico dolor de muelas cuando plantaba los pies en la zona, deshacía el pívot la zona orquestaba por Scariolo con una facilidad pasmosa. No acertaba España con el lanzamiento de media distancia. Una pena porque Bahamas descuidaba mucho esa zona del campo en defensa. Cinco puntos consecutivos de Gordon construyeron la primer ventaja de los caribeños pero la selección, con mucha determinación, devolvió el golpe de inmediato. Un triple de Rudy y dos tiros libres de Garuba , que era todo intensidad, devolvieron la tranquilidad a la Fonteta. Pero como ante Finlandia, España sufría demasiado a la hora de cerrar el rebote y darle posesiones extra a un equipo de la calidad de Bahamas era un acto temerario. Pese a todo, el combinado nacional volaba al contraataque y mostraba mucho carácter. Tras cuatro fallos consecutivos, Lorenzo Brown anotó el triple de la felicidad y los chicos de Scariolo fueron a hacer daño. Repitió el base desde la larga distancia en dos ocasiones, mesiánico el estadounidense cuando está en trance anotador. Llull cerró la ráfaga con uno de sus legendarios tiros sobre la bocina. Valencia puso las manos en el cielo. Los Juegos, ahora sí, estaban muy cerca. Al descanso, la ventaja era de ocho. Bahamas estaba desorientada y, tras el descanso, España no paró de apretar el acelerador. Willy seguía explotando la poca dureza de Ayton a la hora de proteger su aro mientras que sus rivales solo encontraban desahogo en las genialidades de Hield y Gordon. Brown estaba fantástico, anotando todo lo que había fallado en el primer cuarto, y la tensión comenzaba a asomar. López-Arostegui , aunque desaparecido en ataque, sí cuajaba una gran actuación defensiva, poco intimidado ante la potencia bahameña. El plan se ejecutaba sin fisuras. La defensa de España, ahora sí, era de élite. Las oportunidades se multiplicaban y un increíble triple de Brizuela significó un mazazo irrevocable para los visitantes, que comenzaban a desquiciarse. El escolta vasco estaba muy caliente, desmembraba la defensa caribeña sin piedad y aunque la ventaja ya sobrepasaba los dos dígitos, no había ni un ápice de relajación en el combinado nacional. Mostró mucha pasión Bahamas para no descolgarse en el marcador, pero Aldama no muestra piedad y con un triple y varias defensas excelentes, obligó a sus rivales a entregar las armas.
