Sobrepasados ya los cuartos de final, distantes de su versión más reconocible, la crítica apunta a la
Eurocopa 2024 tanto de
Kylian Mbappé como de
Antoine Griezmann, dos referencias indudables de la selección francesa en horas bajas, arropadas por la selección, que aguarda el reencuentro con su nivel, entre el anhelo y la certeza de que, tarde o temprano, aparecerá la dimensión de sus dos mejores futbolistas.
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