Gaza entró en el noveno mes de guerra con la vista puesta en el proceso negociador que esta semana retomarán Hamás e Israel a través de los mediadores en Qatar. En el Estado judío miles de personas se echaron a las calles a las 6.29 de la mañana, la hora exacta en la que empezó el brutal ataque de Hamás el 7 de octubre contra las comunidades agrícolas y bases militares israelíes de la verja de separación que acabó con 1.200 muertos y 250 capturados, de ellos se calcula que unos 120 siguen en la Franja. Los organizadores bautizaron la jornada como 'día de la disrupción', bloquearon carreteras y se concentraron frente a las casas de los ministros para pedir el alto el fuego que permita traer a los rehenes vivos de vuelta a casa. La presión en las calles no ha servido hasta ahora para que Benjamín Netanyahu cambie de estrategia, todo lo contrario. El ejército mantiene activa la batalla por Rafah, donde ya nadie habla de la posibilidad de reabrir el paso con Egipto, la puerta principal de entrada de ayuda humanitaria, y combate calle por calle en Zeitun y Shojaiya, bastiones de Hamás en la Ciudad de Gaza a los que ha regresado después de haberlos dado por limpios de resistencia. En las últimas horas los militares ordenaron la evacuación forzosa de varios barrios del centro de la ciudad, señal de que las operaciones se extenderán allí en breve. La cifra de palestinos muertos supera los 38.000, la mayoría mujeres y niños, mientras que el ejército ha informado hasta el momento de 326 bajas desde que comenzó la operación de castigo contra la Franja posterior al 7 de Octubre. A lo largo de la semana se retomarán los contactos con los mediadores para intentar alcanzar un alto el fuego. El director de la CIA, William Burns, viajará a Doha y desde Hamás, por primera vez desde el inicio de la guerra, un alto cargo declaró a la agencia AFP que están dispuestos a comenzar a negociar el intercambio de cautivos por prisioneros «sin un alto el fuego definitivo». Según esta fuente, «este paso se puede eludir, ya que los mediadores prometen que mientras estén abiertas las negociaciones de intercambio, el alto el fuego se respetará». Los islamistas exigen garantías por escrito a los mediadores. Se cumplen nueve meses del cerrojazo informativo sin precedentes impuesto por Israel a la prensa mundial. La Asociación de Prensa Extranjera en Israel emitió un comunicado en el que aseguro que esta decisión plantea «preguntas sobre lo que Israel no quiere que vean los periodistas internacionales». Los periodistas locales pagan su trabajo con la vida y más de un centenar de reporteros y trabajadores de medios han muerto, muchos de ellos en asesinatos selectivos, tal y como denuncian organismos como el Comité para Protección de Periodistas o Reporteros Sin Fronteras. El Ejército y Hamás libran también el pulso de la guerra de la información en la que los portavoces juegan un papel clave. Abu Obeida reapareció en este noveno mes para decir que «hemos conseguido reclutar a miles de nuevos milicianos durante la guerra». En el lado israelí la sorpresa llegó de manos de Peter Lerner, una de las caras del ejército ante la prensa internacional, que dejó el puesto hace unas semanas y arremetió contra el gobierno de su país en el diario Haaretz. Lerner, que ofreció más de 750 entrevistas en sus ocho meses de portavoz, acusó al gabinete de «ayudar a Hamás» y calificó a los ministros de ser «un grupo de pirómanos que dicen tonterías«.
