La conversación comienza con una reflexión sobre la importancia creciente de la salud mental, especialmente entre los jóvenes. Romina Agerre, con su vasta experiencia como psiquiatra, destaca cómo la pandemia marcó un antes y un después, afectando profundamente a los adolescentes.
“La adolescencia es una etapa en la cual el contacto con pares es vital,” explica Agerre, señalando cómo la falta de interacción social y la interrupción de actividades significativas durante la pandemia impactaron negativamente en los jóvenes.
Los adolescentes y la tercera edad fueron los grupos más afectados por las restricciones pandémicas. La psiquiatra menciona que muchos jóvenes experimentaron sentimientos de tristeza, agobio y soledad, lo que en algunos casos se convirtió en trastornos de ansiedad y depresión. “No es lo mismo sentirse triste que padecer un trastorno depresivo,” aclara Agerre, resaltando la importancia de diferenciar entre emociones normales y patologías.
La ansiedad, según Agerre, es una emoción normal y adaptativa frente a situaciones estresantes. Sin embargo, cuando esta ansiedad se prolonga y afecta negativamente la vida diaria, puede convertirse en un trastorno.
La depresión, por otro lado, es una tristeza sostenida acompañada de una pérdida de energía vital y otros síntomas como alteraciones del sueño y la alimentación.
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Romina Agerre enfatiza la importancia de cuidar la salud mental desde una perspectiva preventiva. Identificar las causas de estrés y ansiedad, y adoptar prácticas de autocuidado como el ejercicio físico, los hobbies y el tiempo de calidad con amigos y familiares, son fundamentales. “Nutrirnos de aquello que nos hace bien es esencial,” dice Agerre, subrayando la necesidad de equilibrar las responsabilidades laborales y académicas con actividades recreativas.
Las redes sociales, un fenómeno omnipresente en la vida de los jóvenes, tienen tanto aspectos positivos como negativos. Si bien facilitan la comunicación y la formación académica, su uso excesivo puede llevar a trastornos de ansiedad y depresión.
Agerre advierte sobre los peligros del cyberbullying y la comparación constante con estándares inalcanzables que afectan la autoestima de los adolescentes.
Aprender a reconocer, nombrar y gestionar las emociones es el primer paso para una buena salud mental. La psiquiatra sugiere técnicas como el mindfulness, que promueven la atención plena y la autocompasión sin juicios.
Además, destaca la importancia de la psicoterapia cuando sea necesario, para canalizar de manera saludable las emociones.
Es crucial estar atentos a las señales de trastornos de salud mental en nuestro entorno. Una tristeza sostenida, irritabilidad, aislamiento social y comentarios sobre la falta de sentido de la vida son indicativos de que alguien puede estar sufriendo. Agerre subraya la urgencia de actuar cuando se manifiestan deseos de autoagresión o suicidio.
Con la abundancia de información disponible, el autodiagnóstico se ha vuelto común. Sin embargo, Agerre advierte sobre los peligros de este enfoque. “Es fundamental consultar a un profesional de la salud mental preparado,” enfatiza, ya que solo un especialista puede interpretar correctamente los síntomas y ofrecer un tratamiento adecuado.
