Las complicaciones de la situación socioeconómica se hacen cada vez más palpables. Pese a que el Gobierno insiste en que se ven algunos signos de mejora de la economía en general y que durante este semestre se comenzará a ver un repunte más fuerte y sostenido, lo cierto es que hay números que no permiten entender ese optimismo.
Una de esas variables, por ejemplo, es lo que ocurre con los salarios. Algunos estudios privados muestran que los privados crecieron 1,6% en términos reales, aunque esto no tiene que ver con mejores paritarias, sino con la desaceleración de la inflación.
Así lo muestra el último trabajo de la consultora Centro-Periferia, que se obtiene de convenios colectivos de trabajo firmados, y que venía de dos meses de caída y, desde noviembre de 2023, acumula un deterioro del 7,7% real.
En medio de esto, se da también una situación muy compleja que marca las complicaciones que aparecen en la situación económico-social.
De acuerdo con un informe del Centro RA de Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, al menos un 35% de las personas con trabajo son pobres.
El estudio evidencia, además, "un alarmante crecimiento de 32,4% de la desocupación entre el cuarto trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024", lo que revela un total de 1.088.000 personas que se quedaron sin trabajo.
Según el trabajo, que toma como base los datos provistos del INDEC para el primer trimestre de 2024 sobre empleo, actividad e ingresos, a fines de 2023 ya había un 34,9% de ocupados bajo la línea de la pobreza, un indicador se mantiene en alza debido al aumento de la canasta básica total.
A mayo, y según el INDEC, una familia de cuatro precisó ingresos por $ 851.351 para no ser pobre.
"Estamos frente a un récord creciente de personas que tienen trabajo pero son pobres ya que sus ingresos familiares no alcanzan a cubrir una canasta de bienes y servicios básicos. Se trata de un fenómeno que se incrementó en los últimos años y aumentó significativamente en el último semestre. Si se toma como comparación 2017, los ingresos promedios de las personas ocupadas cayeron casi un 40%, 14 puntos de los cuales fueron durante los últimos seis meses", resalta el relevamiento de la UBA.
De cara a lo que viene el panorama no es el más alentador en cuanto a la evolución del poder adquisitivo. En la desaceleración de precios que se vio en mayo -y que mejoró el poder de compra de bolsillo- mucho tuvo que ver que se patearon algunos reacomodamientos de tarifas de servicios, algo que sí ocurrió en junio.
Por esto, se espera que esa evolución se detenga o al menos se vea complicada. Hacia adelante, lo que se prevé es que los convenios colectivos de trabajo serán totalmente dependientes de lo que ocurra con la inflación.
Otra de las variables que aparece en este contexto tiene que ver con la caída del ritmo de actividad que se viene dando, y que según los últimos datos del Indec en mayo también fue negativo. Según cifras oficiales, ese mes la producción industrial cayó 14,8% interanual. Incluso, de las 16 divisiones de la industria manufacturera, 15 presentaron bajas interanuales.
Y como parte de este proceso recesivo, lo que se comenzó a dar hace ya algunas semanas es la determinación de varias empresas de suspender la producción. Así se vio en compañías como Acindar, Toyota, Renault, Nissan, GM, Fiat o Ferrum, entre otras.
Incluso, en algunos casos se dieron situaciones mucho más complejas como la pérdida de los puestos laborales. Esta realidad alcanza a varias ramas de la industria, aunque en algunas en particular pegó de forma mucho más dura. Una de ellas es la de los trabajadores estatales, que ya sufrieron fuerte el rigor de la tijera del Gobierno y la tendencia continuará, para sumar unos 75.000 despidos para fin de año
Otro es el de la construcción, que por el freno de la obra pública perdió ya 100.000 puestos, en tanto que entre los metalúrgicos se redujeron 12.000 puestos, con la perspectiva hasta de triplicar esa cifra solo en los próximos dos meses.