Hubo un tiempo en el que las mayores fuentes de ingresos de los grandes futbolistas eran sus salarios y sus patrocinadores. A día de hoy muchos de ellos han apostado por los negocios y por el empleo de sus marcas personales, ya sea de un logotipo, un gesto, un nombre o una imagen para quedárselas en propiedad y obtener beneficios a través de ellas.
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