Las palabras de Josep Borrell van sonando a despedida. Le quedan poco más de tres meses al frente de la diplomacia europea y el asunto “más caliente” que le deja a su sucesora, la estonia Kaja Kallas, es el conflicto en Oriente Medio en el que ha advertido de que la UE se juega su “credibilidad”. No ser capaz de promover un alto el fuego en Gaza que permita la liberación de los rehenes israelíes y el fin de las hostilidades para iniciar la búsqueda de una solución política “es la mayor frustración y el mayor ejemplo de que cuando la UE está dividida no es capaz de jugar el rol de un actor pollíco que pretende”.
Así se ha pronunciado Borrell en un coloquio junto a la exministra de Exteriores Arancha González Laya el exprimer ministro portugués, António Costa, que será el presidente del Consejo Europeo a partir del 1 de diciembre. “Tú eres el representante de la UE para la seguridad y la política exterior”, le ha dicho el alto representante al dirigente socialista luso, que ha bromeado con que aún es un papel del belga Charles Michel. Pero el mensaje de Borrell no era baladí e iba directamente dirigido a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que en su primer mandato se ha erigido en representante de la UE en el exterior yendo más allá del rol que le dan los tratados.
“La UE se está jugando su credibilidad. La credibilidad defendiendo los derechos humanos y el derecho internacional puede ser una de las víctimas de la masacre en Gaza”, ha dicho Borrell que ha despertado el aplauso del público del encuentro anual del European Council for Foreign Relations (ECFR) que se celebra en Madrid: “Cuando decimos que cortar agua, la luz y la alimentación es un crimen de guerra en Ucrania, las mismas palabras se deben usar cuando hablamos de Gaza y no es el caso”.
Borrell ha admitido que el mayor “remordimiento” que tiene de su mandato es no haber sido capaz de “influir” en el Gobierno de Benjamín Netanyahu para que cese la masacre en Gaza. “¿Y su mayor logro?”, le ha preguntado González Laya, que actuaba como moderadora. “No lo sé”, ha contestado con modestia en una primera instancia. Pero luego ha reconocido que el domingo tras la invasión rusa de Ucrania en la que inició una ronda de llamadas a los estados miembros para proponer que el Fondo Europeo para la Paz (EPF, por sus siglas en inglés) se usara para ayudar a Ucrania militarmente. “Mi milagro es que un domingo por la tarde desde mi casa en Madrid tuve unanimidad para apoyar militarmente a Ucrania. Es algo que ha cambiado escenario político de la UE”.
El todavía alto representante se ha mostrado escéptico respecto al apoyo a Ucrania en caso de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca. “Está claro que sin el apoyo de Estados Unidos va a ser muy difícil continuar armando a Ucrania y, al menos hasta ahora, la doctrina oficial de la UE es hacer todo lo que se pueda durante el tiempo que sea para ayudar a Ucrania. [...]. ¿Seguirán los europeos ayudando militarmente a Ucrania si Estados Unidos no lo hace? Es difícil, no imposible; pero ¿hay esa voluntad política? Yo creo que no”.
El mismo día en que el PP ha planteado que se use a la Armada para bloquear la llegada de personas migrantes a Canarias, tanto Borrell como Costa han reclamado otra mirada hacia África. “Miramos a África como una amenaza demográfica y no gestionamos el potencial que tiene ese continente”, ha dicho el político catalán, que ha lamentado que ciudadanos y mandatarios miren a ese continente con “mentalidad de muros y no de compromiso”. “Pensamos en África como un boom demográfico que representa una manenaza para la cohesión de nuestra sociedad y es una aproximación errónea”, ha sentenciado.