A pesar de que tendremos una presidenta mujer y que habrá 13 mujeres a cargo de gobiernos estatales, aún sin estos datos recientes, el Índice Global de Brecha de Género del IWF nos pone muy arriba en el ranking de presencia femenina en política, pero a la saga en los demás rubros que conforman la paridad de género.
Como cada año, el WEF presenta este ranking que evalúa cuatro puntos: 1) la participación y oportunidades económicas, 2) los logros educativos, 3) salud y supervivencia y 4) el empoderamiento político.
A nivel general, estamos en la misma posición que el año pasado (33 entre 146 países). Desde 2006 a la fecha solo se ha avanzado en el punto número cuatro, en la participación política, pero en todos los demás el avance ha sido nulo.
México está a las puertas de tener paridad en secretarías de estado y ya lo tiene en el Congreso, pero fuera de estos ámbitos seguimos estancados.
De hecho vamos a contramano del mundo donde el mayor ‘gap’ a cerrar a nivel global es el de la política y el menor en el empleo.
A nivel regional, México se ubica en la séptima posición (cayó en el último año) superado por Nicaragua, Ecuador, Costa Rica, Chile, Barbados y Argentina.
La peor posición dentro del ranking la tenemos precisamente en ‘participación y oportunidades económicas’, donde estamos en el puesto 122 entre 146. Esto significa que seguimos perpetuando una baja presencia de mujeres en la PEA, que la proporción de empleo sigue siendo escasa (apenas 46 por ciento versus 76 por ciento de hombres) y que los puestos jerárquicos ocupados por mujeres siguen siendo una excepción. Como consecuencia directa de esta baja paridad laboral, también estamos -incluso peor- en brecha salarial, donde caemos al puesto 119.
Esto grita la enorme necesidad de crear un real y concreto sistema de cuidados, una plataforma de apoyo a las mujeres que comparten su etapa de mayor productividad y desarrollo laboral con la maternidad.
También requiere de una ecualización de apoyos familiares, la corresponsabilidad familiar, aumentando los permisos paternales para equipararlos con los maternales.
Si el nuevo gobierno busca mantener y construir el segundo piso de la Cuarta Transformación a partir de la política del actual sexenio, ¿eso incluirá seguir manteniendo cerradas las estancias infantiles?
Realmente, ¿tener en el país paridad legislativa, mayoría ejecutiva y aún paridad judicial no deberían ser una catapulta a una mayor paridad general de la población?
Por que curiosamente, revisando en los rankings de brecha de género por país, aquellos con menor participación de mujeres en la política tienen la más alta participación femenina en la economía y los mejores resultados en salud y educación.