Durante la jornada laboral se pueden dar situaciones de tensión. En ocasiones, además, los empleados no están de acuerdo con el proceso de toma de decisiones o existe una mala relación. En todo este proceso, también pueden existir situaciones de despido . Los trabajadores tienen en su mano mecanismos legales para que un juez determine si el despido es procedente o no , pero una empleada de una clínica de odontología decidió tomarse esa justicia por su mano. El pasado mes de mayo, Florencia Gallo -nombre de esta trabajadora despedida- compartió un vídeo en el que explicaba la medida que había decidido tomar para vengarse de su ya exempresa. Como denuncia en el texto que acompaña al vídeo, llevaba dos años y medio trabajando en negro y, siempre según su versión, la despidieron tras pedir un aumento de sueldo. «Si mi trabajo no vale, ya te vas a dar cuenta de cuánto cuesta digitalizar y automatizar todo...», asegura. Gallo explica que no sabe cómo hará «para pagar el alquiler o comer» tras el despido porque no tiene ayuda de sus padres. En la clínica existía una base de datos. «La borré toda. Soy buena gente pero me dejaron en la lona y tenía que hacer justicia», asegura la mujer en el vídeo. Han sido muchos los que le recriminaron en el momento de subida del vídeo su actitud y que presumiera de ello. Esto ha llevado a la mujer a subir un nuevo vídeo explicando más detalladamente sus motivaciones para actuar así. En ese nuevo vídeo explica que, en realidad, devolvió la base de datos «a los dos días». Asegura que su exjefe argumentaba que cuando alguien se iba del trabajo o era despedido era porque «robaba»: «Yo ya sabía cuál era mi destino» . Denuncia que en la clínica no se cumplían las condiciones de limpieza y seguridad necesarias y que incluso ordenaban limpiar y reutilizar «vasitos sucios» . Explica que ese jefe acusaba a trabajadoras de robar esos recipientes ya usados u otros productos: «Uno como futuro odontólogo consciente se da cuenta de las enfermedades que puede transmitirle una boca que no está sana a otra que está sana, entonces lo tiras». « Como sabía cuál era mi destino dije: 'voy a decidir qué se va a decir de mí' . Me llevé los datos y a los dos días los devolví porque me dieron lástima los pacientes», asegura sobre su motivación para ello. Pensó que estas personas que acudían a la clínica no debían no tener sus datos. Afirma también que ella fue la creadora de esa base de datos y dónde había factores que sólo ella podía 'descifrar' ya que era preciso un tratamiento de esa información: «Ellos no saben usarla, así que para lo mínimo que pueden usarla es para saber cositas de los pacientes así que la devolví». Explica que esta fue una decisión «totalmente adulta y consciente» y afirma que está contenta de la persona que se ha convertido. En esta ocasión ha habido diversidad de reacciones ya que algunos le han recriminado que no se puede actuar de esa manera tan precipitada mientras que otros le han dado la razón: «Los que piden que una secretaria sepa Excel, pero esperan una ingeniera de datos».
