Respuesta evasiva del Gobierno de Pedro Sánchez tras conocerse la parada en dos puertos españoles -Valencia y Barcelona- de un gran barco mercante cargado de armas con destino a Libia, interceptado el 18 de junio por las autoridades italianas en Calabria. Según informó el 'Corriere della Sera', los drones de guerra, enviados desde China, iban destinados al puerto libio de Bengasi, una zona controlada por el poderoso general Khalifa Haftar, próximo a Vladímir Putin, al que realizó una visita oficial en noviembre del año pasado. Preguntados al respecto, tanto el Ministerio de Transportes como el de Exteriores afirman desconocer el paso por aguas y puertos españoles de este mercante, de nombre MSC Arina, sin aportar más detalles. Silencio también entre los socios del Ejecutivo, como Sumar y Podemos, que en el mes de mayo exigieron prohibir la escala a otro barco, el Marinne Danica, con armas con destino a Israel. Algo que acabó por cumplirse y que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, hizo extensivo hasta el día de hoy. Informa Patricia Romero. En esta ocasión, los chinos se habían inspirado en el caballo de Troya para enviar a Libia las armas, camufladas en un gran barco mercante, pero la trama fue descubierta en Italia por los servicios de inteligencia. La Guardia de Finanzas secuestró en el puerto de Gioia Tauro (Calabria) los componentes para el montaje de dos grandes drones de uso bélico procedentes de China con destino a Libia. Una vez ensamblados, cada dron pesa más de tres toneladas, con una longitud de más de 10 metros y las alas aproximadamente de 20. Se trata de unas dimensiones que le permiten al dron realizar vuelos largos, así como cargar materiales explosivos en cantidades que aseguren un alto potencial destructivo. Estaban ocultos en seis contenedores, camuflados como turbinas eólicas, a bordo del MSC Arina, registrado en Panamá, y que el pasado 30 de abril salió de Yantian, distrito portuario de Shenzhen, en el sur de China. Hizo escala en Singapur, circunnavegó el cabo de Buena Esperanza, evitando el mar Rojo y el canal de Suez, luego entró en el Mediterráneo desde Gibraltar, haciendo escalas en Valencia y en Barcelona . Pero no fue hasta su llegada al puerto de Calabria cuando, según el 'Corriere', las autoridades estadounidenses decidieron apoderarse del cargamento de armas y pidieron a los aliados italianos que intervinieran. Las fuentes diplomáticas evitan pronunciarse sobre si Estados Unidos mantenía al tanto a las autoridades españolas o esperaron a que llegara a Italia para intervenir por otro motivo. En cualquier caso, la Guardia de Finanzas comprobó algunas anomalías en la documentación aduanera que acompañaba a los seis contenedores interceptados. Al escanear el material, los investigadores observaron que lo que había en los contenedores, a pesar de tener dimensiones y formas similares a las piezas que componen los aerogeneradores (técnicamente definidos como «Accesorios de Equipos de Energía Eólica»), sin embargo tenían algunas características que los hacían más parecidos a fuselajes y alas de aviones aptos para el vuelo , exactamente como los drones que se utilizan en los escenarios bélicos actuales. Así quedó al descubierto el caballo de Troya. Según las sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la exportación de equipo militar a Libia es ilegal . De ahí que la magistratura italiana haya secuestrado los contenedores, por considerar que se trata de tráfico internacional de armas hacia Libia. El destino del MSC Arina era el puerto de Bengasi, capital de la Cirenaica, la parte oriental de Libia limítrofe con Egipto, controlada por Khalifa Haftar, de 80 años y comandante del autoproclamado Ejército Nacional Libio. El puerto de Bengasi permite a Libia recibir grandes cantidades de armas. E l general Haftar, exoficial del ejército del coronel Gadafi, mantiene relaciones con el Kremlin cada vez más estrechas. Su ejército ha estado recibiendo durante meses cantidades cada vez mayores de suministros de guerra de Rusia a través del puerto sirio de Tartus. A su vez, a petición de Moscú, suministra armas al comandante rebelde de Sudán Mohamed Hamdan Degalo. El Kremlin pretende construir en el puerto libio de Tobruk, controlado por el general Haftar, su propia área portuaria, para desde ahí extender su influencia en África , haciendo sentir la presencia militar rusa hasta Sudán, Mali, Níger, Chad y República Centroafricana, países que han abierto de par en par las puertas a China, cerrándose en algunos casos de mala manera a Occidente. Desde el punto de vista estratégico, la construcción de una base militar rusa en Tobruk, como «ciertamente sospechan los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos», según el 'Corriere della Sera', motiva preocupación para la OTAN. La base de Tobruk estaría cerca del flanco sur de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea, y relativamente a corta distancia del cuartel general de la Sexta Flota de Estados Unidos en Nápoles. Washington no oculta su inquietud: el pasado 20 de junio, el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Matthew Miller, dijo: «Estados Unidos está preocupado por los informes sobre misiones navales de la Federación Rusa que descargan equipo militar en Libia» . Según Miller, los milicianos enviados por el Kremlin al este y al sur de Libia son ahora 1.800.