Son apenas seis segundos de publicidad televisiva, pero han sido capaces de tambalear el mundo y hasta los cimientos de la sociedad... para unos pocos. “Cuando le digas a tu abuelo que eso no es un termómetro, díselo con Nocilla”, nos dice una voz en off femenina mientras observamos, atónitos, a un hombre de avanzada edad llevándose insistentemente a la frente el exitoso juguete sexual ante la expresión incrédula de su nieta. Ella le acerca un plato con un emparedado de crema de cacao, y a ver cómo se lo explica.
Es casi imposible no sonreírse ante esta campaña publicitaria que mezcla la inocencia de las personas mayores frente a las nuevas tecnologías con la incomodidad de los jóvenes para tratar ciertos temas como su propia sexualidad.
La campaña en sí consta de tres vídeos y un mismo lema: “díselo con Nocilla”. Pero ni la adolescente que miente a su madre diciéndole que va a dormir “a casa de una amiga”, ni el compañero de piso que hace fiestas en el piso de estudiantes a las que invita “solo a unos pocos” han tenido tanto éxito. Tal vez el motivo sea la aparición estelar del tan temido “succionador”.
Con el grupo ultracatólico Abogados Cristianos a la cabeza, las críticas conservadoras no se han hecho esperar desde la tarde del martes: “¿Hasta donde va a llegar la sexualización de los niños? ¡BASTA YA!”, exclamaban desde el bufete de Polonia Castellanos. “Hay una agenda contra la infancia”, clamaba al cielo otro usuario; “hay un plan para corromper y degenerar a la sociedad”, estallaba otro perfil de un “nacionalista católico” de Barcelona. Otro hombre, incluso, se arrancaba a liderar un intento de boicot contra Idilia Foods lanzando un bote de la marca a la basura. Sin reciclar ni nada.
Un poco más allá han ido en Toro TV, donde el tratamiento de la información por parte de Alba Vila comenzaba con un “barra libre de basura woke en sus mesas y en sus televisiones”, hablaba de “obsesión por la sexualización de los menores” y se llega incluso a afirmar que “son muchos los que han entendido este anuncio como la promoción de los vibradores entre los más pequeños”. Y eso que pensábamos que se trataba de crema de cacao.
“Fachas de cristal y piel fina”, resumía en la red social X (antes Twitter) el usuario @elVicFreak. Como es lógico, y tal vez dando inicio a un nuevo efecto Streissand, los cuestionamientos ultras han dado paso a las risas y a la mofa ante la nueva kryptonita de la fachosfera, como proponía en un meme @Rimanegra_.
Rápidamente, un gran número de tuiteros comenzó a darse cuenta de las reacciones que el anuncio estaba provocando entre los más conservadores. “Fachas ofendidos por un anuncio de Nocilla. Está pasando”, decía el conocido @BenderOfuscado, que ya de paso daba difusión a la publicidad. “Han pasado de pedir un golpe de estado a boicotear a Nocilla”, añadía en una publicación posterior. Otros tuiteros como @donchalecos aprovecharon para recomendar otras posibilidades gastronómicas:
También hay quienes han tenido tiempo y sagacidad para dejar caer alguna crítica al producto y a su alta cantidad de azúcar, como El Comidista.
Y otros han utilizado el 'revival' de la Nocilla recordando otras publicidades que hoy no provocarían tantas risas (y seguramente menos críticas de cierta ultraderecha).
Lo cierto es que este tipo de publicidad ni siquiera es nueva. Hace más de una década, los ingleses ya jugaban con la inocencia de las personas mayores ante las nuevas tecnologías con una adorable señora que confundía el vibrador de su hija con un teléfono. También existió otra publicidad en la que otra señora mayor utilizaba un juguete sexual para hacer el desayuno, como recordaba en X el usuario @Hjorvik.
Mientras tanto, ya hay quienes, como la publicación satírica El Mundo Today, pronostican una victoria de la Nocilla entre los votantes de la izquierda de cara a las próximas elecciones generales. Ni más ni menos que 130 escaños de leche, cacao, avellanas y azúcar en el Congreso, según el (falso) CIS.
Eso sí, que tengan cuidado los publicistas de Nocilla. Sus competidores de Nutella están preparando ya la contracampaña.