Para ser una mala persona hace falta seguir una serie de pasos muy sencillos. Nunca hay que disculparse, pase lo que pase, aunque la metedura de pata sea enorme. Es imprescindible rodearse de las peores influencias, no importa si son tus amigos o no, acércate e intenta encajar como sea. Hay que romper con lo establecido, con lo original y con aquellos que estuvieron desde el principio. También hay que documentarse y una buena herramienta es 'Mala Persona', la nueva película de Arturo Valls que dirige Fernando García-Ruiz y que se estrena el 3 de julio en cines. «Es un alegato contra lo políticamente correcto. Esta fuera de lo convencional», reconoce su director. Valls encarna a Pepe, que es la mejor persona del mundo hasta que descubre que tiene una enfermedad terminal y que le quedan meses de vida. Para evitarle el sufrimiento a sus seres queridos, Pepe decide convertirse en la peor persona del mundo y así alejarlos de él para que no le echen de menos cuando muera. «El viaje de Pepe ha sido complicadísimo. Pasar de ese ser angelical al lado oscuro ha sido un reto. Pepe es que es tremendo. Ah, y llevar bigote. Eso ha sido lo peor», asegura Valls a ABC entre risas. A su lado está Malena Alterio, que interpreta a Sagrario, una mujer de las que apenas quedan ya. «Aún hay alguna, pero vamos, es muy difícil encontrar ya a alguien que aguante todo lo que hace Pepe», asegura la actriz, que encarna a la mujer del protagonista. Sagrario debe aguantar humillaciones de todo tipo, pero siempre está dispuesta a perdonarle. Y como ocurre en muchas ocasiones, toda persona que sufre un cambio de actitud como el de Pepe, viene precedido por una mala influencia, que en este caso es Julián Villagrán, y se pone en la piel del mal amigo que lleva a Pepe a la perdición y le enseña qué debe hacer para convertirse en un ser despreciable. «Es un miserable, me cuesta entenderle», comparte el actor entre risas. Detrás del drama de la enfermedad de Pepe, un cáncer terminal, hay toda una comedia de situaciones que se presentan a cada uno de ellos. «Es mucho más difícil la comedia, y mira que suele parecer más simplona o más fácil de hacer, pero no es verdad. Además, la comedia tiene algo de misterio que encandila porque algunas cosas hacen reír a algunos y a otros no», confiesa Alterio. El humor que impregna esta producción utiliza elementos como la xenofobia, la misoginia y los radicalismos . «Reconozco que cuando estaban en la escritura de guion sí que había algo ahí de miedo o de vértigo por lo que podía pensar la gente. Pero después de presentarla en festivales y ver la reacción de la gente no te preocupas en absoluto», asegura Valls. García-Ruiz reconoce que el reto de grabar en seis semanas todas las localizaciones no fue nada fácil, pero la ayuda del equipo y la profesionalidad de los actores lo hizo todo sencillo. Las críticas no le importan y reconoce que esperaba un recibimiento menor del que ha recogido en la realidad. «En alguna me dan un poco, pero pensaba que iba a ser peor. El público sí que la ha recibido fenomenal». Para el director, no hay límites en el humor. «Se puede hacer comedia de cualquier cosa y situación. De la enfermedad, por ejemplo, como hacemos en la película, de los dramas, de las penurias. Siempre que haya respeto se puede hablar de cualquier cosa«, asegura. Además, reconoce que el humor es necesario más que nunca. »Creo que falta un humor más variado porque si ahora vas al cine te encuentras o comedia familiar o una comedia muy definida. Casi nadie innova ya, parece que son corrientes o formas de trabajar iguales, pero hace falta más variedad en la comedia«, asegura Valls. Tanto el director como el elenco tienen puesta su esperanza en la buena acogida en las salas de cine aunque son conscientes de las dificultades que hay para hacer una buena taquilla. «Las cifras son dolorosas. O te marcas un 'Del revés 2' o parece que estás perdido», reconoce el también presentador televisivo. «La gente se siente atraída por grandes producciones, las que más brillan en la taquilla, las que más resaltan, las conocidas. Pero muy pocos se fijan en el trabajo artesano, en las cosas de autor o pequeñas. Es una pena», asegura Alterio.