El fallido golpe militar de la semana pasada en Bolivia ha puesto en evidencia, una vez más, las fracturas internas que sufre el país: la cruda lucha en el seno del partido gobernante –el Movimiento al Socialismo que se disputan su fundador, Evo Morales, y su sucesor en la Presidencia, Luis Arce – y la confrontación política entre el oficialismo, fuerte en la zona andina, y la oposición, que domina en las bajas altitudes del oriente boliviano, la llamada «Media Luna», menos indígena y más dinámica socioeconómicamente (donde está el gas). Si algún país latinoamericano tiene números para romperse ese es Bolivia . No es que vaya a ocurrir y cuantas más décadas pasan juntos los bolivianos menos viables se...
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