La Comisión Europea dio este miércoles luz verde a la entrada de la aerolínea alemana Lufthansa en el capital de la compañía de bandera italiana Ita Airways, nacida de la quiebra de Alitalia y que es propiedad del Estado italiano, aunque con una serie de condiciones.
La operación sólo se completará cuando las partes ejecuten una serie de compromisos, que pasan por la cesión de activos y slots para operar rutas de corto recorrido y por medidas para fomentar la competencia en rutas de largo alcance, informó la institución en un comunicado.
Bruselas abrió una investigación en profundidad ante la sospecha de que la compra por Lufthansa de un 41 % de Ita Airways podría reducir la competencia en rutas tanto de corta como de larga distancia, en las que ambas aerolíneas son rivales cercanos.
Para resolver las dudas del Ejecutivo comunitario, Lufthansa y el Estado italiano - propietario de Ita a través del Ministerio de Economía - se han comprometido a poner a disposición de “una o dos aerolíneas competidoras” los activos necesarios para operar vuelos sin escala desde Roma o Milán a destinos del centro de Europa.
Las aerolíneas que se beneficien de ello deberán poder operar estas rutas “durante un periodo mínimo de tiempo”, mientras que Lufthansa y el Estado italiano también tendrán que garantizarles acceso a la red doméstica de Ita para que puedan ofrecer “conexiones indirectas” con otras ciudades europeas desde localidades italianas distintas a Roma o Milán.
Además, Lufthansa y el Estado italiano tendrán que vender slots de despegue y aterrizaje en el aeropuerto de Milán-Linate a las rivales que vayan a operar rutas de corta distancia con activos de Ita Airways.
El objetivo de este compromiso es que las aerolíneas competidoras que vayan a beneficiarse de la cesión de slots puedan “potencialmente” ofrecer sus propias conexiones sin escala entre Italia y Europa central sin necesitar los activos que serán cedidos en un primer momento por Lufthansa e Ita Airways.
Por otro lado, Ita Airways tendrá que llegar a acuerdos con aerolíneas rivales “para mejorar su competitividad en las rutas de larga distancia” que generan preocupación a las autoridades comunitarias, por ejemplo “mediante acuerdos de interlínea o intercambio de slots”.
A juicio de Bruselas, esto “derivará en mayores frecuencias de vuelos sin escala y a mejores conexiones para vuelos con una escala en cada una de las rutas”.
En este punto, los servicios comunitarios de Competencia valoraron el hecho de que el Estado italiano mantendrá una posición de control sobre Ita tras la operación y “seguirá teniendo incentivos para que Ita compita contra socios de Lufthansa en Norteamérica” al menos durante un periodo de tiempo.
La Comisión Europea ha enfatizado que la operación sólo podrá completarse una vez la institución haya dado luz verde a las aerolíneas que van a asumir cada una de las rutas de corta y larga distancia, así como los slots en el aeropuerto de Milán.
El análisis sobre la idoneidad de estas aerolíneas lo harán “en el contexto de un procedimiento paralelo de aprobación de compra”, indicó el Ejecutivo comunitario.
La Comisión tiene la obligación de evaluar las fusiones y adquisiciones en las que participen empresas con un volumen de negocios superior a determinados umbrales y de impedir las concentraciones que obstaculicen de forma significativa la competencia efectiva en el Espacio Económico Europeo o en una parte importante del mismo.
En ese procedimiento se encuentra la fusión de Iberia y Air Europa para la que la Comisión Europea inició igualmente una investigación en profundidad al entender que planteaba problemas de competencia. De hecho, Bruselas le ha puesto objeciones. La última propuesta de IAG pasa por ceder el 52% de las rutas de Air Europa para que Bruselas apruebe su fusión.