A pocos metros de lo que hoy es un amplio solar, y con el susto en el cuerpo, los vecinos cercanos a la Torre Mapfre han estado en la mañana de este martes contándose entre ellos las sensaciones de miedo y absoluto descontrol tras desplomarse las cuatro últimas plantas del edificio «Yo es que no me puedo creer lo que ha pasado. Esto podía haber sido una catástrofe», decía un señor en la Cafetería Broke. En el establecimiento, abierto como un día normal, como ha apuntado a este periódico su dueño, Antonio, el desplome de la Torre Mapfre ha sido el único tema de conversación. Una vecina llamada Lourdes Valls, del Bloque 4, lo comentó a la perfección: «Duró unos 30 segundos. Coincidió con la llegada de mi hijo, con sus niños pequeños, a casa. Empezó a decirnos que qué hacíamos en casa, que por qué estábamos tan tranquilos. Le dijimos que estábamos acostumbrados a esta situación. Y dijo que era una catástrofe». Lourdes indicó que muchos vecinos suyos notaron con una mayor fuerza el desplome de las cuatro plantas: «Hubo gente que sintió como un terremoto. Yo en ese momento no estaba sentada, y no noté esa sensación tan atroz. Pero cuando te coge sentada, o estás tumbada, esa sensación aumenta mucho. Empieza a moverse algunos objetos. Fue bastante gordo«. Otra vecina, Reyes Pérez, aseguró que el sofá de su casa se llegó a mover: «Estaba en mi casa, que está justo en la esquina del bloque que se ha demolido, y, de pronto, se movió el sofá entero. El perro se asustó, y empezó a moverse. Salimos a la terraza, mi marido y yo, y había una nube de polvo. Ya no se veía nada». También otro vecino, Mario Pérez, subrayó que vio perfectamente la caída de lo que quedaba del edificio porque justo en ese momento estaba paseando a su perro. «Me sorprendió que se pudiera a ladrar unos segundos antes. No sabía qué le estaba pasando. No había más perros. Estábamos solos, pero mi perro sintió ya que las cuatro plantas se iba a desplomar. Fue todo muy rápido, unos 20 segundos. Salimos corriendo de allí«.
