El panorama político en Francia se encuentra en una encrucijada decisiva. El presidente Emmanuel Macron y una alianza de izquierda están haciendo todo lo posible para impedir que la extrema derecha logre una mayoría absoluta y tome el control del gobierno francés. Este esfuerzo surge tras el fracaso de Macron en su apuesta por las […]
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El panorama político en Francia se encuentra en una encrucijada decisiva. El presidente Emmanuel Macron y una alianza de izquierda están haciendo todo lo posible para impedir que la extrema derecha logre una mayoría absoluta y tome el control del gobierno francés.
Este esfuerzo surge tras el fracaso de Macron en su apuesta por las elecciones parlamentarias anticipadas.
El partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), liderado por Marine Le Pen, obtuvo una significativa victoria en la primera vuelta de las elecciones celebrada el domingo. Los centristas de Macron quedaron en tercer lugar, superados por la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular.
Le Pen ha hecho un llamado a los votantes para que otorguen al RN una mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones, programada para el 7 de julio. Si lo logran, Jordan Bardella, de 28 años, se convertiría en primer ministro.
Aunque las proyecciones indican que el RN no alcanzará la mayoría absoluta, el resultado final sigue siendo incierto. El diario Le Monde titulaba el lunes: “La extrema derecha en el umbral del poder”.
En respuesta, el partido de Macron ha iniciado una cooperación con la alianza de izquierda, con la esperanza de que el voto táctico impida al RN obtener los 289 escaños necesarios para una mayoría absoluta. El primer ministro Gabriel Attal calificó este escenario como “catastrófico”.
Se ha instado a los candidatos que quedaron en tercer lugar y que se clasificaron para la segunda vuelta a retirar sus candidaturas para presentar un frente unido contra la extrema derecha. Macron pidió una coalición democrática “amplia” contra la extrema derecha y convocó a un gabinete para decidir los próximos pasos.
Los analistas señalan que lo más probable es que el resultado sea un parlamento sin mayoría absoluta, lo que podría llevar a meses de parálisis política justo cuando París se prepara para albergar los Juegos Olímpicos de verano.
El RN obtuvo el 33% de los votos en la primera vuelta, comparado con el 28% de la alianza Nuevo Frente Popular y poco más del 20% del campo centrista de Macron. La composición final de la Asamblea Nacional de 577 escaños se determinará solo después de la segunda vuelta.
La llegada del RN al gobierno marcaría un hito en la historia moderna de Francia, siendo la primera vez que una fuerza de extrema derecha toma el poder desde la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. La posibilidad de una “cohabitación” entre Bardella como primer ministro y Macron podría generar tensiones, ya que Macron ha prometido cumplir su mandato hasta 2027.
La convocatoria a elecciones por parte de Macron ha sido criticada, con analistas y medios de derecha como Le Figaro señalando que el país enfrenta una “tragedia” y solo se vislumbran “malas soluciones”.
El resultado de las elecciones ha generado reacciones en el ámbito internacional. Washington ha expresado su deseo de continuar la cooperación con Francia, independientemente de los resultados. La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, mostró su preocupación por el avance de la extrema derecha, mientras que el primer ministro polaco, Donald Tusk, lo calificó de “muy peligroso” para Europa.
En contraste, líderes como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, celebraron los resultados, destacando que los votantes franceses desean un cambio.
