Si Joe Biden cediera a la intensa presión para abandonar la carrera de 2024, la cuestión de quién se enfrentaría a Donald Trump en su lugar probablemente se decidiría en una convención demócrata potencialmente explosiva el próximo mes.
Los demócratas esperaban que el evento fuera un momento para mostrar unidad en torno a su candidato. Pero después de la titubeante actuación del presidente estadounidense en el debate de la semana pasada, muchos en el partido le están pidiendo a Biden que abandone a sólo unos meses del día de las elecciones en noviembre.
Esto es lo que podría ocurrir en la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) de Chicago el 19 de agosto si Biden se corre a un costado.
Biden promete seguir en la pelea con Trump mientras aumenta la presión para que renuncie
Una 'convención abierta' es cuando no hay un nominado predeterminado porque ningún candidato tiene una clara mayoría de delegados.
Significa que, inusualmente, "la votación real en la convención va a importar", dijo Hans Noel, profesor de Gobierno en la Universidad de Georgetown.
Por el contrario, se habla de 'convención disputada' cuando un favorito no tiene garantizada la victoria en la primera votación y otro candidato intenta arrebatarle delegados para obtener su propio apoyo antes de la ronda inicial de votaciones.
La última gran lucha demócrata se produjo en 1980, cuando el senador Ted Kennedy desafió al presidente Jimmy Carter.
La 'convención negociada' era más común antes del sistema moderno de primarias, cuando el fracaso en la nominación de un candidato en la primera votación llevaba a los dirigentes del partido a presidir negociaciones tras bastidores. La última tuvo lugar en 1952.
En el DNC hay 3937 delegados comprometidos, de los que se necesitan 1976 para ganar. Biden tiene el 99% de los delegados comprometidos. Si Biden abandonara, los delegados podrían votar al candidato que quisieran.
En la primera votación, "veríamos si alguien consigue la mayoría, y si nadie la consigue, habría otra ronda de votaciones", dijo Derek Muller, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame.
Tras la primera votación, los llamados superdelegados -más de 700 figuras del partido, incluidos miembros del Congreso, gobernadores y funcionarios del DNC- empezarían a votar también.
Los delegados seguirían votando en sucesivas votaciones hasta que un candidato obtuviera la mayoría y fuera declarado ganador.
Una gran pregunta sería "cómo se desarrollaría todo ese proceso de negociación y regateo, y de intento de reunir a las distintas facciones del partido, salvo que antes de la convención surgiera algún consenso sobre quién debería ser el candidato alternativo", dijo Richard Pildes, profesor de derecho constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
Si el partido llegara a un consenso antes de la convención, podría evitarse el caos.
Dada su condición de compañera de fórmula de Biden, la vicepresidenta Kamala Harris sería una de las favoritas, a pesar de sus propios bajos índices de aprobación.
"Yo supondría que la vicepresidenta Harris recibiría la mayor parte de esos votos, pero quizá no necesariamente. Y puede que haya otros que se lancen al ruedo", dijo Muller.
Otros posibles aspirantes son el gobernador de California, Gavin Newsom, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, y el gobernador de Illinois, JB Pritzker, entre otros.
Harris "partiría, sin duda, con mucho peso político", dijo Pildes. "Mi especulación sería que las principales figuras del partido intentarían coordinarse antes de la convención sobre quién podría ser la alternativa".
Biden podría respaldar a un candidato, lo que podría tener un peso político significativo, especialmente entre todos sus delegados comprometidos, que por definición fueron elegidos por su lealtad.
"No sé si daría su apoyo", dijo Noel. Si Biden hiciera una declaración clara, sus delegados podrían seguir su ejemplo. "Pero cuánto [peso] no lo sé", añadió Noel. El respaldo de Biden podría no dar a un nuevo candidato una mayoría de delegados de forma inmediata.
Sí. "Creo que es muy arriesgado", dijo Noel. Biden "probablemente sabe que habría mucho caos, que lo habría, y por eso no quiere invitar a eso".
Uno de los mayores peligros de expulsar a Biden es que la subsiguiente batalla por la nominación pondría al descubierto todas las fracturas del Partido Demócrata, sobre todo en temas como el apoyo estadounidense a Israel en su guerra de Gaza. Biden y el resto del partido tendrían que evaluar el riesgo de perder con un candidato dañado o de ahuyentar a los votantes con un caos en la convención.
Sería "realmente feo, justo en el momento en que estás tratando de entusiasmar a todo el mundo con construir desde las bases".
También habría que resolver un problema de procedimiento: en la actualidad, la votación oficial, en la que las delegaciones estatales anuncian su selección de candidatos, está programada para celebrarse prácticamente semanas antes de que comience el DNC, el 19 de agosto.
Los veteranos del partido aún se estremecen al recordar 1968, el ejemplo más famoso de cómo las cosas puede salir mal. El entonces presidente Lyndon B. Johnson sorprendió a la nación al abandonar la carrera electoral en medio de una popularidad en declive y de la oposición a la guerra de Vietnam.
Robert F. Kennedy, que esperaba ser el candidato, fue asesinado en junio, por lo que Hubert Humphrey obtuvo el apoyo del partido en una convención celebrada en Chicago y empañada por las protestas contra la guerra. Humphrey perdió contra Richard Nixon en las elecciones generales.
Es posible, pero muy poco probable. Aunque los delegados se comprometen a votar por un candidato en la convención, "en realidad no están obligados por las normas del partido a hacerlo", dijo Pildes. Las normas del DNC establecen simplemente que los delegados "reflejarán en conciencia los sentimientos de quienes los eligieron".
Si muchos delegados se unieran para cambiar a Biden, y si "todos se lanzaran y dieran el golpe, entonces todos en el partido estarían de acuerdo", dijo Noel.
Pero en realidad, "es extraño imaginar que eso pueda ocurrir", añadió Noel, sobre todo porque los delegados han sido seleccionados porque creen que Biden debería ser el candidato.
"No creo que sea probable que esto ocurra porque un grupo de delegados se oponga a él", dijo Muller.