Koen Casteels fue convocado por primera vez con Bélgica en 2013, pero no debutó hasta 2020, en un partido de la Nations League contra Islandia. Estuvo en la lista para el Mundial de 2014, pero no pudo recuperarse a tiempo de una rotura de tibia y al final no viajó. Sí lo hizo a los Mundiales de 2018 y 2022, pero no disputó ni un minuto. Por delante siempre tenía a otros porteros, como Mingolet y, sobre todo, Thibaut Courtois, que acaparaban todo el protagonismo.
El guardameta del Real Madrid se ha estado recuperando todo este curso de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Llegó para disputar el tramo final del curso, pero no ha sido convocado para la Eurocopa porque su relación con el seleccionador, Domenico Tedesco, está rota. A los 32 años, le ha llegado el gran momento a Casteels. “No siento ninguna presión extra porque tenga que sustituir a Courtois. Nunca he dudado de mí mismo”, afirmó antes del comienzo de la competición. Si Bélgica no ha dejado más que dudas, de las pocas certezas es que la portería está en buenas manos. Se clasificó como segunda de grupo y sólo ha encajado un gol en parte gracias a su guardameta, que estuvo brillante tanto en el triunfo por 2-0 contra Rumanía como en el 0-0 contra Ucrania. Ha sido capaz de detener el 92,86 por ciento de disparos a puerta que ha recibido.
Nadie habla ya de Courtois en Bélgica. La competencia entre los dos porteros (ambos nacieron en 1992) ha sido durante toda su carrera. Primero, en el mismo equipo el Genk, de cuyo filial formaron parte. Al comienzo, Casteels iba por delante. “Creímos en él más que en Thibaut. Tenía más control sobre su cuerpo, era más completo y técnicamente era muy fuerte. Koen también fue siempre convocado para las selecciones juveniles nacionales. Pero la competencia era sana”, recordaba Guy Martens, por entonces entrenador de porteros del Genk, en “Het Laatste Nieuws”. Incluso había veces que jugaban media parte cada uno.
Por cierto, eso de compartir puesto ya lo hacía el portero de Bélgica en la Eurocopa cuando era más niño, pero de una forma muy peculiar. “En mi club natal, siempre intercambiaba posiciones con un amigo. Fue en esa época cuando empecé a entrenar como portero y lo disfrutaba, pero no quería dejar de ser jugador de campo por completo. Fue una buena solución jugar una mitad en la portería y la otra en el lateral izquierdo. Esto me ayudó a mantener mis habilidades con el balón, porque lo hice hasta los 12 o 13 años. Y también me ayuda a ver en qué situación estoy poniendo al defensor cuando se la paso desde la portería y lo que puede hacer con él”, reconoció. Quizá por eso tiene tan buena relación con la pelota. En esta Eurocopa incluso ha dado una asistencia, ya que un centro largo suyo terminó en el gol de De Bruyne a Rumanía.
Pese a esa progresión, Casteels no llegó a debutar con el primer equipo del Genk, algo que sí haría Courtois, en un momento en el que toda la competencia estaba lesionada. Ya se hizo con el puesto. En 2011 separaron sus caminos: Thibaut se fue al Chelsea, aunque antes jugó como cedido en el Atlético y ahí es donde dio el salto definitivo; y Koen apostó por la Bundesliga, donde se ha convertido en un referente en el Wolfsburgo, después de pasar por el Hoffenheim, su primer club en Alemania, y por una cesión al Werder Bremen. Su estreno con los “lobos” no pudo ser mejor, ya que ganaron la Supercopa de 2015 al Bayern Múnich de Guardiola en la tanda de penaltis. Casteels detuvo el lanzamiento de Xabi Alonso: voló a un lado, el tiro fue al centro, pero sacó la pierna y dio una patada al balón para despejarlo y ganarse el apodo de “ Kung Fu Casteels”.
Este verano abandonará el Wolfsburgo, de donde se va como una leyenda (sexto jugador que más partidos ha jugado en la historia del club, 275). Le ha fichado el Al Qadisiyah, que dirige Míchel y que también ha contratado a Nacho. Antes, el guardameta intentará seguir la racha para frenar a Mbappé, Griezmann y compañía en los octavos de final de la Eurocopa.