Ha pasado más de un año desde las últimas elecciones locales en España. Entonces, el mapa municipal quedó teñido mayoritariamente de azul y rojo (PP y PSOE). Sin embargo, una 'isla' naranja emergió en Cantabria en plena debacle de Ciudadanos, de la mano de Javier Fernández Soberón, o simplemente 'Soberón', como se le conoce en el municipio de El Astillero, localidad de 20.000 habitantes ubicada a menos de 10 kilómetros de Santander. Allí, el candidato de Cs revalidó la Alcaldía con mayoría absoluta, logrando 15 de los 17 concejales del Ayuntamiento, un espléndido resultado que contrasta con la situación de la formación, sin rumbo y con opciones incluso de desaparecer.
De hecho, la hazaña en el pueblo de El Astillero se vuelve más notable aún al comparar las cifras. Soberón obtuvo un total de 7.226 votos, 6.360 votos más que la segunda fuerza política en el municipio (PSOE), y a tan solo 225 votos de su homónimo en las elecciones autonómicas Félix Álvarez, conocido como 'Felisuco', quien se quedó sin representación en el Parlamento de Cantabria, perdiendo los 3 escaños que obtuvo en las elecciones previas de 2019. De esta manera, el recuento de votos dejó una escena pocas veces vista: mientras el partido se hundía por la pérdida de apoyo de los cántabros, Soberón ascendía de manera imparable por la confianza de los astillerenses.
Meses después, las elecciones europeas han significado otro desastre más para la formación naranja, la cual ya venía encadenando malos resultados. En las europeas, Ciudadanos no obtuvo un solo escaño, con apenas 121.000 votos en toda España, de los cuales solo 2.241 pertenecían a votantes de Cantabria. Lejos quedó también el apoyo que Soberón obtuvo en las elecciones municipales, pues Ciudadanos fue la sexta fuerza política más votada en El Astillero, con tan solo 248 votos, un 3,3% que dista mucho del más de 70% que obtuvo tras su reelección como alcalde en 2023.
En una de sus etapas más críticas y con un partido en soporte vital, Ciudadanos encuentra en uno de los pocos municipios en los que aún gobierna un apoyo capital para la agrupación. Con unos 500 concejales desempeñando sus labores entre toda España, la formación fundada por Albert Rivera en 2006, y que estuvo cerca de formar gobierno tras las elecciones del 28 de abril del 2019, ha ido diluyéndose y viendo cómo es adelantada por otras fuerzas políticas emergentes, dejando así más de una incógnita para todos los militantes del partido, entre los que se encuentra el reputado alcalde.
A preguntas de elDiario.es, Soberón comenta: “Las personas están por encima de cualquier partido, en política local lo que la gente quiere es que se te vea por el pueblo y que coincidas con ellos como un ciudadano más”. El alcalde presume de conocer perfectamente lo que los habitantes de su pueblo quieren, y de brindárselo independientemente de su partido.
Asfaltar una calle no entiende ni de izquierdas ni de derechas, entiende de sentido común. Esa es la ideología que nosotros aplicamos en el pueblo
En Cantabria, tan solo tres municipios cuentan con concejales de Ciudadanos. Uno en Ruiloba, uno en Castro-Urdiales (quien además es alcalde pedáneo de Sámano) y 15 en El Astillero, una diferencia notable de representación en una comunidad autónoma que cuenta con 102 ayuntamientos. “Es un momento en la que el partido tiene que hacer una profunda reflexión, no solo en Cantabria, sino en todo el país. Habrá una asamblea en la que se tomarán decisiones importantes sobre el partido”, asegura Soberón.
Pese a la montaña rusa que vive la agrupación naranja, el alcalde no se plantea dejar las filas de Ciudadanos. El edil afirma de manera contundente que “el partido seguirá vivo” y que lo que pase con la agrupación a nivel nacional “da igual”. Según argumenta, en el municipio la gente “no vota por lo que ve o deja de ver en Madrid, sino por lo que ve en el pueblo”.
Sin embargo, Soberón no niega que, previo a las últimas elecciones municipales del 28 de mayo de 2023, varios partidos con mayor representación mantuvieron acercamientos para que se uniese a sus filas. El representante de la formación naranja en El Astillero afirma que “más de una agrupación” le tentó, pero que desechó la idea porque “no sería coherente” con los valores que ha defendido en el municipio.
Antes de las últimas elecciones, varias formaciones intentaron ficharnos, pero no nos pareció coherente. Para nosotros las personas van por encima de las siglas. No podría justificarle a un vecino que me cambio de partido cuando lo que importa es seguir trabajando con las mismas personas
Tras su reelección como alcalde de El Astillero el pasado año, el edil ha gozado de una mayoría absoluta que le permite realizar cualquier proyecto que proponga su partido, aunque siempre “respetando las proposiciones de la oposición”, comenta Soberón. Un escenario muy distinto al de la pasada legislatura, cuando gobernó con mayoría simple y tuvo “serias complicaciones” para sacar adelante sus propuestas, al no lograr ponerse de acuerdo con el resto de ediles.
Aun así, el candidato afronta con optimismo los tres años restantes al frente de la dirección del municipio, y no se muestra preocupado por el porvenir de su partido. “Nuestra idea de cara al futuro es que en las próximas elecciones municipales la gente valore nuestra gestión, el trabajo y la cercanía que hemos tenido durante estos años, y no donde estamos o dejamos de estar”.
Javier Fernández Soberón (El Astillero, 1989) es técnico de Obras Públicas e ingeniero civil. Militó durante siete años en el Partido Popular, llegando a ser presidente de Nuevas Generaciones de Cantabria antes de dar el salto al partido naranja en pleno auge de la formación, a las puertas de las municipales de 2019.
En aquel momento, el edil representó a la fuerza más votada, aunque con tan solo 5 concejales frente a los 4 de PRC y PSOE, los 3 del PP y el único de Izquierda Unida. Tras las elecciones, la imposibilidad de encontrar un pacto de gobierno mediante el cual obtener mayoría, supuso que el astillerense gobernase en solitario en el municipio.
El pasado año, tras cuatro de gobierno en minoría, el alcalde revalidó su cargo con una mayoría aplastante, ocupando 15 de las 17 concejalías de la localidad y con una oposición conformada por tan solo un representante del PP y otro del PSOE. De esta manera, la contundente victoria de Ciudadanos dejó si concejales al PRC, partido que previamente a la irrupción de la agrupación naranja en El Astillero había gobernado en coalición tras las elecciones de 2015.
El regidor naranja ha conseguido que su figura se reconozca en el pueblo. Frente al hundimiento del partido a la que pertenece, el astillerense ha sabido personificar su candidatura y mostrarse a los habitantes de la localidad como un alcalde independiente del color político al que representa. Muestras de esto son sus movimientos de campaña, como el que llevó a cabo antes de las últimas elecciones, cuando el concejal de Deportes y alcalde pedáneo de Guarnizo, Alejandro Hoz, una de las manos derechas del alcalde, condujo por todo el pueblo con una furgoneta vinilada con la cara del candidato, la denominada “Soberoneta”.
“Un mantra que repetimos en el partido y que tenemos bastante interiorizado, es que las campañas electorales duran cuatro años y no dos semanas. La mejor campaña es estar todo el día en la calle, ir desde bien temprano al Ayuntamiento y trabajar con los vecinos. Los últimos 15 días antes de las elecciones solo sirven para recordarle a la gente todo lo que has hecho”, comenta el alcalde astillerense.
Además, el edil ha logrado dotar de más importancia a la figura del alcalde frente al partido al que pertenece, con medidas como la de compartir su teléfono, mediante la cual cualquier ciudadano puede proponerle acciones o arreglos que considere necesarios para el pueblo. Además, el dirigente astillerense organiza y participa en eventos y acciones semanales, acompañando a colectivos en excursiones y festejos por toda Cantabria.
En Astillero, algunos lo tienen muy claro: su alcalde “hace todo lo que puede”. A la salida del banco, un ciudadano comenta: “Cambiaría poca cosa de su gestión, dentro de las posibilidades que tiene, lo hace bien”. Este es un argumento muy común entre los habitantes de la localidad, que a diario observan cómo el alcalde planea nuevos eventos y acomete pequeñas acciones para el pueblo. Entre ellas, se aprecia la bandera de astillero pintada en bancos y muros, o el 'banco del amor', que pretende lograr un paraje único en el municipio tanto para locales como para turistas.
Una de las principales preocupaciones de los vecinos de El Astillero es la oposición. “Siempre que no salga elegido el actual candidato del PP, no me importa que gobierne Soberón durante más tiempo”, comenta un vecino del pueblo. Los colores pasan a segundo plano cuando la gestión es buena, como razona el propio vecino a la salida del bar: “Aquí en Astillero hay gente de derechas y de izquierdas, pero en el pueblo la gente pasa de esas historias, tanto el PP como el PSOE lo han estado haciendo fatal”.
Tras las dudas que deja Ciudadanos a nivel nacional, en el pueblo hay un murmullo que podría ser indicativo del siguiente movimiento del alcalde. “Donde esté Soberón, la gente va a ir”, afirma un vecino que ve la “independencia” del alcalde como la mejor solución ante el hundimiento de su formación.
Un transeúnte navarro, que caminaba por el parque de La Cantábrica como parte de sus vacaciones, exclama que “si ha conseguido tanto apoyo es por algo”, afirmando que no se debe hacer de menos su gestión. El turista, residente en Pamplona, no puede creer que Ciudadanos haya conseguido tantos votos, aunque sea en un municipio de menos de 20.000 habitantes. “Yo pensaba que el último reducto de Ciudadanos que seguía vivo era en Cataluña”, comenta como muestra de las horas bajas que sufre el partido.
De esta manera, el alcalde defiende que sus vecinos no están preocupados por la salud que su partido tenga en la sede central en Madrid. Tras 5 años en la Alcaldía, el último bastión de Ciudadanos ha conseguido fidelizar a prácticamente todo un municipio, consiguiendo que al cruzar sus calles y preguntar por el alcalde, una frase resuene por encima del resto: “Volvería a votar a Soberón”.