Las previsiones meteorológicas anunciaban cambios importantes a partir de la noche del sábado, y como suele pasar aquí en Alemania, no han fallado. Una tormenta eléctrica y una granizada han obligado a detener el partido entre la selección anfitriona y Dinamarca de octavos de final . En el minuto 35, el estruendo de un trueno que ha caído muy cerca del Signal Iduna Park ha sonado como si hubiera estallado una bomba, motivo por el que Michael Oliver ha decidido detener el partido. Tras un minuto de incertidumbre, ambos equipos se han ido a los vestuarios mientras empezaba a llover considerablemente y a caer granizo. Los aficionados se lo han tomado con humor, aunque los que están ubicados en las zonas más bajas del estadio, pegado al césped, han salido a la carrera para resguardarse porque la manta de agua que caía era importante, tanto que se han formado dos cascadas de agua en uno de los laterales, algo que ya también sucedió en el Portugal-Turquía de la primera fase. 25 minutos después de su suspensión temporal, el cuerpo arbitral y los 22 protagonistas han regresado al terreno de juego para reanudar el encuentro, previo calentamiento.
