En medio de una vida rutinaria, dormir y tener un descanso adecuado se torna una tarea difícil para muchas personas. Aunque a menudo se subestiman, los hábitos de sueño tienen impacto significativo. Según los expertos, el comportamiento de los noctámbulos, es decir, aquellas personas que prefieren quedarse despiertas hasta altas horas de la noche, daña su salud mental.
Los científicos de Stanford Medicine hicieron un estudio de gran escala en el que encuestaron a casi 75.000 adultos. A su vez, los expertos compararon el horario de descanso preferido de los participantes con su comportamiento de sueño real y encontraron que, independientemente del cronotipo (preferencia natural para dormir) de una persona, acostarse tarde es perjudicial para la salud mental.
“Descubrimos que la alineación con su cronotipo no es crucial aquí, y que realmente estar despierto hasta tarde no es bueno para su salud mental”, explicó Jamie Zeitzer, PhD, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento y autor principal del estudio.
Estos datos concuerdan con otra investigación realizada en Reino Unido y publicada el pasado 19 de mayo por Psychiatry Research, que incluyó a 73.888 adultos, de los cuales 19.065 se identificaron como del tipo matutino, 6.844 del tipo vespertino y 47.979 del tipo intermedio.
Los investigadores usaron acelerómetros portátiles para monitorear el sueño de los participantes durante siete días y determinaron que, sin importar la hora preferida para dormir, todos se benefician de acostarse temprano.
Los resultados mostraron que tanto las “alondras” (personas matutinas) como los noctámbulos que se iban a dormir tarde tenían tasas más altas de trastornos mentales y de conducta, incluidos depresión y ansiedad. “El peor de los casos es, sin duda, que la gente trasnochada se quede despierta en la tarde”, agregó Zeitzer.
En contraste con aquellas personas que seguían un horario de sueño temprano o intermedio, los noctámbulos que eran fieles a su cronotipo tenían entre un 20% y 40% más de probabilidades de haber sido diagnosticados con un trastorno de salud mental.
Los investigadores de Psychiatry Research concluyeron que acostarse antes de la una de la madrugada puede reducir el riesgo de desarrollar afecciones mentales y conductuales como depresión y ansiedad.
Todos los seres humanos necesitan dormir, ya que se pasa aproximadamente un tercio de la vida en este estado. El sueño es tan vital para la supervivencia como lo son la comida, el agua y el aire. Según una investigación realizada por la Universidad de Chicago, dormir bien es crucial para consolidar recuerdos, mantener funciones cerebrales óptimas, fortalecer el sistema inmunitario, facilitar la curación después de lesiones o enfermedades y proteger contra enfermedades cardíacas y diabetes.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) señalan que la cantidad de horas de sueño que se necesita cambia a medida que se envejece:
Bebés (0-12 meses): Entre 14 y 17 horas al día.
Niños pequeños (1-3 años): De 11 a 14 horas por día.
Niños en edad preescolar (3-5 años): Entre diez y 13 horas por noche.
Niños en edad escolar (6-12 años): Entre nueve y 12 horas por noche.
Adolescentes (13-18 años): Entre ocho y diez horas por noche.
Adultos (18-64 años): Entre siete y nueve horas por noche.
Adultos mayores (65 años en adelante): Entre siete y ocho horas por noche.
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