José Balaguer no tuvo más remedio que dejar su Benimantell natal y el Valle de Guadalest para emigrar a EE.UU. Llegó a la isla de Ellis, un pequeño islote situado en el puerto de Nueva York, que era la puerta de entrada de la inmigración europea, tras trabajar la tierra y hacer vino. Pero esta actividad se vio frenada a principios del siglo pasado por la filoxera. Este diminuto insecto obligó a José a cambiar de vida y acabó con una importante tradición vinícola que ahora la familia Vidal Balaguer, descendientes de José, está recuperando. Y no solo se han centrado en hacer vino, sino en crear un relato en torno a las masías de la familia que habla también de producción de aceite y alicantinos ilustres que pasaban temporadas en la fonda familiar.