La Comisión Nacional Honoraria de Sitios de Memoria (CNHSM), dependiente de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (Inddhh), había autorizado en octubre de 2022 la colocación de una placa conmemorativa en el edificio del Instituto de Formación Docente (IFD) de Paysandú en honor a la militante Raquel Culnev Heim. Sin embargo, la iniciativa se ha encontrado con una fuerte resistencia por parte de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
Reafirmando su posición, la CNHSM solicitó una vez más que se concrete la colocación de la placa de memoria en el IFD de Paysandú en homenaje Culnev, pese a que el Codicen de la ANEP pidió rever la decisión, en línea con la negativa en que está enfrascado el organismo gubernamental educativo.
El 19 de octubre de 2022, la CNHSM emitió la resolución n.º 47, que permitía la instalación de una placa en homenaje a Raquel Culnev, una ex presa política y víctima del terrorismo de Estado. Culnev, quien fue condenada por la Justicia Militar y encarcelada durante cinco años, murió a los 26 años debido a la falta de asistencia médica adecuada mientras estaba detenida.
Las organizaciones locales que trabajan en temas de memoria histórica denunciaron que el proceso para la colocación de la placa enfrentó múltiples obstáculos burocráticos. Finalmente, el Consejo Directivo Central de ANEP decidió oponerse a la señalización del IFD de Paysandú, argumentando que dicho centro no cumple con las disposiciones de la Ley 19.641 sobre violaciones graves a los derechos humanos durante el pasado reciente.
La decisión de ANEP ha generado un fuerte rechazo por parte de Crysol, la asociación de expresas y expresos políticos de Uruguay. En un comunicado, Crysol calificó la oposición de ANEP como “un rechazo fuera de lugar y de otro tiempo”. La asociación subrayó que el homenaje a Raquel Culnev es un reconocimiento a su lucha y sacrificio por la democracia uruguaya.
Crysol argumenta que es necesario y legítimo que la institucionalidad democrática rinda homenaje a quienes dieron su vida por ella. Asimismo, criticaron a los representantes del Partido Colorado en ANEP, recordando que figuras como Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry, vinculadas al inicio de la represión estatal y el golpe de Estado, fueron elegidas por dicha colectividad política.
Desde ANEP, la asesora letrada Marcela Pérez Pascual basó la oposición en varios artículos de la Constitución y la Ley de Urgente Consideración (LUC) del gobierno de Luis Lacalle Pou. Según Pérez Pascual, la instalación de la placa vulnera la laicidad del espacio público y los principios de igualdad y pluralidad de opiniones garantizados en la Constitución.
Además, la presidenta de ANEP, Virginia Cáceres, solicitó a la Comisión de Sitios de Memoria que reconsiderara la resolución de 2022. En su argumentación, Cáceres se refirió al artículo 17 de la Ley de Educación, que promueve la pluralidad de opiniones y la confrontación racional y democrática de saberes y creencias.
Raquel Culnev, detenida por su militancia en el MLN-T, sufrió durante su encarcelamiento diagnósticos incorrectos y falta de tratamiento adecuado, lo que eventualmente llevó a su muerte en 1977. Su caso es emblemático de las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura en Uruguay.
La controversia en torno a la colocación de la placa en su memoria refleja las tensiones persistentes en la sociedad uruguaya sobre cómo abordar y conmemorar su pasado reciente. Las diferencias entre las instituciones y las organizaciones de derechos humanos ponen de relieve los desafíos en la construcción de una memoria histórica compartida y reconocida.
Raquel Eunice Culnev Hein, oriunda de Paysandú, era maestra, estaba casada y tenía un hijo pequeño. Militante del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T), fue detenida el 30 de junio de 1972. Durante su reclusión, padeció graves problemas digestivos que, tardíamente, fueron diagnosticados como un quiste hidático. Las deplorables condiciones de detención y la falta de tratamiento médico adecuado resultaron en su trágico fallecimiento el 11 de julio de 1977, a los 26 años.
Teresita Almada, en su testimonio, recuerda el doloroso proceso: “Desde que le detectaron el quiste hidático hasta que le hicieron la operación pasó más de un año. Se había desparramado, pasó mucho tiempo… Falleció el 11 de junio de 1977. Ella nos pedía: ‘Si un día me pasa algo, yo lo que quiero es que le expliquen al nene por qué estaba presa. Quiero que le cuenten a Raulito'». Raquel, víctima de la indiferencia y el abandono del Estado, dejó un legado de lucha y un llamado a la memoria que aún resuena en los corazones de quienes buscan justicia y verdad.