Me pregunto cuál es la carga más difícil de soportar para la familia de Marta del Castillo, si la de la ausencia irreversible de la joven o la de la impotencia. La mochila del dolor por la pérdida de su hija, de su hermana, de su nieta, es tremenda, pero ha permanecido intacta desde que supieron que había muerto en el piso de la calle León XIII. La de la impotencia, sin embargo, ha ido creciendo gradualmente en estos quince años de agonía, con el agravante de que la carga añadida no corresponde a nuevos acontecimientos, sino a la incapacidad del sistema judicial para aclarar los hechos que ocurrieron aquella fría madrugada de enero y castigar a los culpables del...
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