Cada cierto tiempo, el ejército ucraniano lanza sobre Moscú alguno de sus drones consciente de que difícilmente alcanzarán su objetivo, pero sabedor del componente propagandístico que tiene presumir de que tiene la misma capacidad de intimidar a la población que su enemigo. Aunque, obviemente, no sea así.
El último ejemplo se ha vivido la noche del miércoles, cuando los sistemas de defensa antiaérea rusos tuvieron que derribar siete drones de ala fija ucranianos, dos de ellos en las afueras de Moscú. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, los aviones no tripulados llegaron hasta las "proximidades" de la capital rusa, aunque no precisaron exactamento la ubicación.
Además de ellos, otros cuatro fueron derribados sobre la región de Tver, situada a más de 100 kilómetros de la capital rusa y un séptimo dron fue destruido sobre el territorio de la región de Bélgorod -fronteriza con Ucrania-, que es periódicamente atacada desde el país vecino, según el parte militar del que da cuenta la agencia Efe.
En las últimas semanas Ucrania ha intensificado el empleo de drones y misiles contra Rusia, no solo en la cercanías del frente, sino también contra su retaguardia profunda.
Además, según informa la agencia Tass, las fuerzas rusas destruyeron 12 centros de control de drones en la zona de responsabilidad del grupo de batalla Oeste, afirmó el portavoz del grupo de batalla Ivan Birma.
Según el portavoz, las fuerzas rusas atacaron las posiciones de las tropas ucranianas en las cercanías de los poblados de Petropavlovka, Stelmahovka, Boguslavka, Stepovaya y Novoselovka. "En la zona de Olgovka fueron rechazados dos contraataques de los grupos de asalto de la 3ª brigada de asalto del ejército ucraniano. Durante la acción de contrabatería fueron destruidos dos sistemas de lanzamiento múltiple de misiles Grad y cinco morteros", añadió.
