Según la Policía de Indonesia, el dueño del gimnasio había colocado la cinta de correr de espaldas a la ventana para evitar el aburrimiento de los usuarios. Además, se descubrió que el vidrio tenía pocos milímetros de espesor.
Una trágica muerte fue la que sufrió una joven de 22 años en Indonesia, tras resbalar de una caminadora y caer por la ventana de un tercer piso de un gimnasio en la ciudad de Pontianak, Kalimantan Occidental. De acuerdo con medios locales, la muchacha se encontraba usando la cinta de correr cuando perdió la estabilidad. A pesar de que fue trasladada a un hospital de emergencia, murió debido a la magnitud de la caída.
El hecho, que ha quedado registrado en un video por las cámaras de seguridad del gimnasio, generó que el recinto sea cerrado y que la Policía local inicie una investigación por la supuesta negligencia del establecimiento.
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Según el comisionado de la Policía Antonius Trias Kuncurojati, la víctima, identificada bajo las siglas F.N., acudió el último 19 de junio a un gimnasio de Pontianak junto con su hermana y su pareja. Aunque la invitaron a entrenar en el segundo piso, ella optó por ir al tercer piso y usar la cinta de correr, donde entrenó durante 30 minutos. Tras ello, redujo la velocidad, pero se resbaló y atravesó la ventana.
De acuerdo con los médicos que la atendieron, la joven perdió la vida debido a una hemorragia en la cabeza que le produjo la caída desde el tercer piso. En este sentido, la autopsia practicada reveló que también presentaba varios hematomas en su cuerpo y cara.
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Los primeros resultados de las investigaciones por la muerte de la joven en Indonesia revelaron que la cinta de correr desde la que resbaló y cayó estaba a solo 60 centímetros de distancia de la ventana. Asimismo, el espacio de ventilación tenía 90 centímetros de ancho y era tan largo que solo dejaba 30 centímetros entre el vidrio y el piso. En este sentido, los investigadores señalan que era muy fácil que alguien caiga, ya que por el agotamiento del ejercicio se pueden producir el desvanecimiento de algunos clientes.
Asimismo, se conoció que la ventana tenía un vidrio fino de solo algunos milímetros de espesor, algo que ningún edificio de gran altura debería tener para garantizar la seguridad de sus ocupantes.
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La Unidad de Investigación Criminal de la Policía de Pontianak también llevó a cabo una investigación en el lugar del crimen, y se sospecha que varias personas abrieron las ventanas en el sitio del accidente.
Por su parte, se conoció que el dueño del gimnasio había colocado la cinta de correr de espaldas a la ventana de vidrio para evitar que los usuarios se aburrieran. Antonius añadió que K-Gym había puesto pegatinas de advertencia para no abrir las ventanas, pero estas se dañaron y fueron reemplazadas por un marcador, lo cual hizo que las advertencias no se vieran claramente.
