Una selección que quedó cuarta en el grupo de clasificación de España y que se metió en la Eurocopa por la repesca, será la rival de los de De la Fuente en octavos. Así de caprichoso es el fútbol moderno. Y los torneos con equipos infinitos. Una sorprendente victoria ante Portugal obró el milagro El partido estuvo condicionado por el gravísimo error de António Silva a los dos minutos de juego. El central portugués regaló un balón en el centro del campo. Se la pasó a uno de rojo, pero ayer su equipo vestía de azul clarito. Si no es daltónico, es un imprudente. Su acción provocó un dos contra dos conducido por Mikautadze y finalizado por Kvaratskhelia con un disparo con el empeine de su pie izquierdo. 0-1. El defensa del Benfica pedía perdón por su temeridad y Georgia se frotaba las manos. La victoria le metía en octavos y el partido se le ponía en su contexto favorito: encerrarse, robar y salir al contragolpe. Así pudo hacer el segundo Kvaratskhelia , en un disparo que acabó en el lateral de la red. También la tuvo en una acción a balón parado que se paseó por delante de Diogo Costa antes de perderse por línea de fondo. Portugal, a excepción del portero y Ronaldo, cambió por completo el equipo. Y lo notó. Jugó a cámara lenta, con Joao como el más activo, moviéndose entre líneas e insistiendo en el disparo desde fuera del área, ninguno con acierto. Mamardashvili aparecía poco, pero cuando lo hacía dejaba su sello. Gran parada a un libre directo de Cristiano. Ronaldo, desquiciado desde el minuto uno con el colegiado suizo, acabó viendo la amarilla por sus insistentes protestas. En una de ellas, reclamó un penalti por agarrón. Lo fue. Y no hubiera pasado nada si Sandro Schärer lo hubiera señalado. El que sí pito, con ayuda del VAR , fue el pisotón de António Silva a Lochoshvili. Salió en la foto del 1-0 y también en la del segundo tanto georgiano, anotado desde los once metros por Mikautadze, pichichi del torneo con tres goles. Quedaba media hora por delante, pero Portugal estaba a otras cosas. Mucho tiro desde fuera del área, mucho balón colgado, centros de una banda y otra, pero poco peligro real y el que hubo, lo atajó Mamardashvili con su habitual seguridad. De momento, el mejor guardameta del torneo. De lejos. No lo es Cristiano en cuanto a delanteros. Primera fase de grupos de una Euro que se queda en blanco. Tiene trabajo Roberto Martínez si no quiere repetir el numerito de hoy ante Eslovenia en octavos.