Dicen que el cementerio está lleno de valientes, pero no es el caso de Austria, que arriesgó y se coló en octavos de final como primera de grupo por delante de dos gigantes como Países Bajos y Francia. La teoría era que neerlandeses y galos se iban a jugar los dos primeros puestos, porque nadie contaba con un partido tan serio y convincente como el que hizo Austria, que supo manejar los tiempos y golpear siempre en el momento adecuado. Su fútbol no es para la hemeroteca, vale, pero es directo y contundente, con Sabitzer al mando de las operaciones.
El futbolista del Dortmund se encargó de cerrar la victoria y la clasificación como primeros de los austriacos con un golazo. Se desmarcó a la espalda de la defensa, y dentro del área chutó a la escuadra, consciente de que Verbruggen ya estaba empezando a tirarse. Fue el golpe definitivo para los de Ronald Koeman, que la realidad es que tienen más nombre que juego. Tan mal entraron en el partido que el extécnico del Barcelona tuvo que meter a Xavi Simons en el campo cinco minutos después de la media hora. Para entonces ya mandaba Austria, que se adelantó casi antes de salir del vestuario con un tanto en propia puerta de Malen.
Le costó entrar en ritmo a Países Bajos, aunque por dos veces pensó que podría empatar y pasar de ronda como líder. Gakpo se pareció al Gakpo del Liverpool durante diez segundos y nada más volver del descanso recortó y puso en la escuadra el 1-1. Fue después de un contragolpe que castigaba la osadía de Austria, que ganaba, pero se iba arriba. El problema para los «oranje» es que cada vez que conseguían enderezar su tarde llegaba un austriaco para quitarles la ilusión. Eso hizo Schimd con un cabezazo de manual en el punto de penalti. Otra vez la que parecía la Cenicienta estaba por delante, era primera de grupo y se iba a la parte más amable del cuadro de la Eurocopa.
Memphis, como Gakpo antes, recuperó la memoria del jugador que es, y se sacó un remate genial para poner el 2-2. El árbitro pensó que había controlado con la mano, pero el VAR demostró que todo era legal. Sonreía Países Bajos, que sabía que Francia no ganaba y el empate le bastaba, pero faltaba la aparición definitiva de Sabitzer para dinamitar el Grupo D y convertir a los neerlandeses en un regalo envenenado en octavos..
