Para Buñuel el bar era un lugar de recogimiento sin el cual «la vida es inconcebible». Puede que por eso un pueblo se muera más rápido desde el momento en que su bar ya no abre la puerta. Cuando en el letrero de Mahou comienzan a despintarse las letras, uno de asoma entre los barrotes de las ventanas y solo percibe polvo flotante y taburetes sobre la barra, dejan de golpear las fichas de dominó en la sobremesa, no hay niños con helados de hielo en las tardes de verano, cuando la plaza o la calle se quedan sin ese murmullo amable de la terraza que es ruido blanco de una comunidad que late. Un pueblo sin bar queda en...
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