Viajó a Los Ángeles, llegó al estadio con una colorida camisa roja con rombos negros y fue captado en las pantallas gigantes llevándose las manos a la cara
Desde la grada del flamante SoFi Stadium, Neymar asistió el lunes desesperado a la falta de puntería de sus jóvenes relevos en el ataque de Brasil, que empató 0-0 ante la joven Costa Rica en su estreno en la Copa América-2024.
Neymar, gran ausente del torneo continental, viajó a Los Ángeles (California) para seguir con la recuperación de su grave lesión de rodilla y para apoyar a la ‘Seleçao’, cuyo ataque dejó en manos de la nueva generación liderada por Vinicius Jr.
El extremo del Real Madrid, fuerte candidato al Balón de Oro, fue parte de un infructuoso asedio sobre el arco tico al que se sumaron Rodrygo, Raphinha y, en la segunda parte, la nueva joya brasileña Endrick. La renovada ‘Canarinha’ vio como el VAR revertía un gol de Marquinhos en la primera mitad. En total Brasil lanzó 19 remates, sólo tres de ellos a puerta, pero no pudo batir a Patrick Sequeira, el arquero del UD Ibiza, de la tercera división española, que carga con el peso de relevar al emblemático Keylor Navas.
Neymar no ocultó su frustración en la tribuna del SoFi Stadium, la cancha más cara del mundo con más de 5.000 millones de dólares de presupuesto. El máximo goleador histórico de la ‘Canarinha’, vistiendo una colorida camisa roja con rombos negros, fue captado en las pantallas gigantes llevándose las manos a la cara después de un defectuoso centro desde la derecha del joven Savinho. Percatándose de que estaba siendo ovacionado por los 67.000 aficionados, Neymar dibujó una media sonrisa y los saludó con la mano. El delantero del Al-Hilal saudita acudió al estadio de los Chargers y los Rams de la NFL acompañado de su gran amigo Jimmy Butler, la estrella de los Miami Heat de la NBA.
En los últimos días, Neymar y Butler han participado también en Los Ángeles en partidas de póker junto a otros famosos que fueron retransmitidas en línea.
El empate sin goles ante Costa Rica, la selección con menor media de edad del torneo, es un tropiezo inesperado e inoportuno para un Brasil que atraviesa por una etapa complicada, situado en un insólito sexto puesto en la clasificatoria sudamericana al Mundial de 2026.
