Las voces de las víctimas de violencia sexual no pueden silenciarse en nombre del alineamiento político.
Pruebas claras sobre la brutal violencia sexual cometida por Hamás durante sus atentados terroristas en Israel el 7 de octubre del 2023 estuvieron disponibles inmediatamente en imágenes que circulaban en las redes sociales, por ejemplo, las de Naama Levy, en cautiverio de Hamás, con una gran mancha de sangre en sus pantalones.
Las organizaciones israelíes de mujeres se acercaron inmediatamente a la ONU y a grupos internacionales de derechos de las mujeres, pero estos decidieron ignorar la evidencia.
Para garantizar que las pruebas de estos crímenes se recopilen de acuerdo con los estándares internacionales, académicas israelíes fundaron la Comisión Civil Israelí sobre los Crímenes de Hamás contra Mujeres y Niños el 7 de Octubre, que, desde entonces, ha recopilado gran cantidad de pruebas y liderado los esfuerzos por crear conciencia sobre lo que estos crímenes representan.
Tras una intensa campaña de sensibilización, el secretario general de la ONU finalmente tuiteó, el 30 de noviembre del 2023, acerca de los relatos de violencia sexual perpetrados por Hamás, seguido de ONU Mujeres, casi dos meses después, el 1.° de diciembre.
Pramila Patten, representante especial del secretario general sobre la violencia sexual en conflicto, encabezó una visita oficial a Israel en febrero de este año para recopilar, analizar y verificar informes de violencia sexual cometida por Hamás durante su atentado terrorista el 7 de octubre.
“Lo que presencié en Israel fueron escenas de violencia indescriptible perpetradas con una brutalidad espantosa”, dijo ella, y a continuación detalló la metodología. Su equipo se reunió con familias de los rehenes y miembros de las comunidades desplazadas de varios kibutz.
Realizaron entrevistas confidenciales a 34 personas, incluidos supervivientes y testigos de los atentados, rehenes liberados, socorristas y proveedores de servicios y salud. Visitaron cuatro lugares donde hubo atentados, la morgue a donde fueron trasladados los cuerpos y analizaron más de 5.000 fotografías y unas 50 horas de grabación de los acontecimientos del 7 de octubre.
“Era un catálogo de las formas más extremas e inhumanas de asesinato, tortura y otros horrores, incluida la violencia sexual”, afirmó. El equipo también encontró información convincente de que se cometió violencia sexual contra rehenes y tiene motivos razonables para creer que la violencia continúa contra quienes permanecen en cautiverio.
A pesar de todo lo anterior, el secretario general de la ONU, António Guterres, no incluyó a Hamás en la “lista de partes creíblemente sospechosas de cometer o ser responsables de patrones de violación u otras formas de violencia sexual en situaciones de conflicto armado en la agenda del Consejo de Seguridad” que se adjunta a su informe anual sobre violencia sexual relacionada con los conflictos.
La violencia sexual en los conflictos no puede ser tratada como un asunto político. Se debe dar voz y creer a las mujeres y los hombres que han sido víctimas, en particular, en vista de la evidencia abrumadora.
Las organizaciones de mujeres que todavía intentan negar estas atrocidades, o peor aún, justificarlas, están traicionando su razón de ser. Es bien sabido que las víctimas de violaciones que enfrentan la negación y la incredulidad a menudo sienten que esta traición del sistema es tan mala como la violación misma.
Las voces de las víctimas no pueden silenciarse en nombre del alineamiento político. Se debe tomar una posición clara. El uso de la violencia sexual, incluso en tiempos de guerra, es inaceptable.
La autora es embajadora de Israel.
